Inicio del fin.

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El detective entro a la sala de la mansión en la que vivía Mycroft, junto a él estaba John Watson y Greg Lestrade, que impacientes esperaban al anfitrión de la casa.

Watson se sentó en uno de los sillones mientras Greg se servía whiskey en un vaso pequeño, Sherlock simplemente esperaba en medio de la habitación sin moverse en lo absoluto.

Greg abrió sus labios para comentar algo y cortar siquiera la tención cuando la puerta se abrió, y Mycroft entro al lugar junto a una joven castaña que emanaba seriedad pura.

Sherlock al verla le abrazo con fuerza, pero ella simplemente se limitó a palmear su espalda como respuesta, así sucedió con los otros dos hombres, para después ir a sentarse en un rincón callada.

El detective noto el cambio en la chica, aquella joven risueña y con esperanzas había desaparecido por completo dejando que la tristeza, y la depresión la sucumbiera entre sus garras.

Mycroft había batallado mucho en lograr que ella se levantará de la cama y se cambiara para hablar con los demás. Anthea había sido de mucha ayuda, puesto que Marissa le hablaba un poco más que a los demás.

Nunca espero que su ayudante se hiciera amiga de Marissa.

- ¿Donde está el oxidado?- Gruño Sherlock, esperando que con su nueva faceta de mal hablado su sobrina sonriera pero ella solo veía un punto en el suelo completamente metida en su mente.

- Dijo que vendría pronto.- Hablo Mycroft tomando asiento junto a Marissa.

Y dicho y hecho, el pelirrojo entro casi corriendo hacia la sala, bajo la mirada de los presentes.

- Lamento la tardanza, olvidé mi pase y no me dejaban pasar.

-¿ Pero eres primo del dueño, no pudiste decirlo?- Pregunto Greg confundido y Elian río sarcástico.

- Digamos que somos familia por sangre, pero no somos nada parecido en la sociedad.

Mycroft rodó sus ojos ante las palabras de Elian y volteó a ver a Marissa que veía sus manos distraída.

- Marissa.- Ella poso su mirada apagada en sus ojos.- El es Elian Holmes, nuestro querido Primo y jefe de seguridad.

El aludido se acercó a ella ajeno a las miradas reprobatorias de los hombres, y tomo la mano de ella, dispuesto a besar su dorso, pero ella la jalo hacia si y la agitó, estrechando su mano ante la mirada confusa del pelirrojo.

- Un gusto.- respondió seca soltandolo rápidamente.

El solo le había visto una vez y de lejos, y como sus primeros hablaban demasiado de ella en los mese anteriores, Elian supuso que sería alguien alegre, pero al verla ahí con la mirada perdida en el vacío, le hizo retractarse de aquel juzgamiento.

-Igual...

Tanto Watson, como Greg le veían con pena, más no mencionaron nada al respecto, no querían empeorar las cosas.

Todo había cambiado bastante desde que Marissa llego a su colapso, el departamento en Baker street yacía solitario debido a que Sherlock hacia todo lo posible para estar del lado de la castaña, y la señora Hudson ahora era una mujer que anhelaba con que todo fuera como antes.

Su hermano y hermanastro simplemente le enviaban cartas desde sus destinos, y ella ni siquiera las abría.

De Wayat, solo le vieron días después del rompimiento, cuando fue por sus cosas al departamento, se ganó varios golpes de parte de matones que Mycroft contrato. No lo mato por qué no quería causarle más dolor a su hija adoptiva.

Si es que eso era posible.

- ¿Marissa estás de acuerdo?

Ella alzó la vista ante la mención de su nombre y noto que todos los ojos estaban en ella.

- No estaba escuchando.- hablo con voz suave.

Mycroft apretó los labios, y Sherlock carraspeo.

- Te irás a las afueras de Londres.

- ¿Por que?

Su atención estaba ahora al cien porciento, lo único que le faltaba era que ya no la quisieran, cerca de ellos.

Los Holmes eran lo único que le quedaba.

- Queremos ponerte a salvo.- Hablo ahora el doctor Watson.

- ¿Un poco tarde no?- Escupió sin poder evitarlo.

- queremos salvar tu vida.

Ella volteó a ver a Greg con diversión en sus ojos, y lo que menciono les heló la sangre.

- ¿Por que?, Seré menos problema si muero ya mismo.

Sherlock trato de descifrar en su lenguaje corporal, algún indicio de sarcasmo o humor negro, pero solo noto que yacía ansiosa, ansiosa de morir.

Mycroft noto los mismo, por lo que demasiado calmado para lo que estaba viendo, hablo.

- No morirás mientras yo siga con vida.

Ella solto una risa falsa y seca.

- Más te vale morir rápido. Entonces.

- !¿Pero que estás diciendo?!- exclamó Lestrade aterrorizado por las palabras de la chica, se levantó rápidamente y se colocó frente a ella, Elian se interpuso en su camino colocando una mano en su pecho, deteniendole, Marisa ni se inmuto. - ¡Tu no vas a morir!

- ¡Tarde o temprano lo haré.!- Grito sin arrepentirse de lo que decia. Volteó a ver a Mycroft que se levantó.- y No iré allá.

- No estábamos pidiendo tu permiso. Es un aviso, irás allá quieras o no.

- ¡No puedes obligarme.!- Gruño viéndole con el coraje en sus venas.

- ¡Claro que puedo! Soy tu tutor legal. puedo obligarte, y no me importará llevarte arrastrando.!- Hablo severo.

Ella le dio una mirada llena de odio y cólera, para después salir rápidamente de ahí. Dejando a los hombres estupefactos.

Elian comenzó a caminar detrás de ella y Sherlock lo detuvo.

— Déjala pensar.

— A veces la propia mente, es el monstruo mismo. Con su estado y mentalidad actual, es un riesgo que este sola...— trato de hacerlos entrar en razón pero los hermanos negaron.

— Ella entenderá.— trato de calmar las aguas, el doctor Watson. Los hombres asintieron.

NO COPIAS NI ADAPTACIONES

MAJO$

Estudiando a Sherlock Holmes.Where stories live. Discover now