Capitulo 26.

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Ocultos tras unos arbustos en la parte más apartada de los jardines de esa mansión, jadeos y tenues gemidos eran ahogados en los besos de aquella peculiar pareja que ayudados por el alcohol, cedían poco a poco a sus lujuriosos instintos llenos de deseo; las manos del demonio se movían con habilidad dentro del traje blanco de cordero, abriéndolo poco a poco hasta dejarlo en ropa interior en tanto el más joven delineaba cada músculo del marcado cuerpo del demonio. Se bajó los pantalones y recostó al chico en el césped, pegando sus cuerpos y frotando sus miembros aún con la tela de los boxers, al menos hasta que los sintió húmedos y eliminó la última y molesta prenda; volvieron a unirse en un beso profundo que ayudaba a Dipper a soportar la extraña incomodidad de los dedos del demonio comenzando a ingresar a su entrada, ayudados por el presemen de ambos miembros, se movían con relativa facilidad debido a su excitación, considerando que el chico era virgen.

Dipper se aferró más a su cuello y movió levemente las caderas cuando se acostumbró a esa intromisión, soltando un jadeo cuando fue rozado ese punto sensible; el demonio sonrió y siguió presionando en aquel lugar, estimulándolo, dejándolo mas sensible de lo que ya era mientras su traviesa lengua delineaba los pequeños y rosados pezones del chico que ya estaban erectos. No pasó mucho antes de que el menor se viniera manchando sus cuerpos y parte del traje.

-pino, eres irresistible...-se relamió los labios posicionándose entre sus piernas para luego besar su pecho y dejar unas cuantas marcas diminutas aunque algo visibles, deleitándose con los jadeos y gemidos del adolescente debajo suyo, para el demonio cada sonido era la nota perfecta de una magnifica melodía que lo deleitaba y excitaba más.
-...Blake~...-suspiró su nombre al rodear sus caderas con las piernas, acercándolo más y estremeciéndose fuertemente cuando sintió aquel duro miembro frotándose contra su entrada.

El demonio presionó un poco más sin llegar a entrar, solo un momento para torturarlo, penetrándole finalmente cuando el Pines estaba a punto de protestar, sacando un gemido de dolor y placer que seguramente se escuchó incluso adentro de la mansión, era una suerte que no supieran de donde venía; las embestidas que en un inicio fueron suaves y dulces pronto se tornaron profundas y rápidas, producto de un prematuro encuentro entre dos apasionadas almas necesitadas de amor. Ninguno tenía ideas claras, no razonaban, solo se dejaban llevar por el momento y las sensaciones que despertaban a cada segundo uno en el otro, por ello poco importaba que en medio del acto Dipper le llamara al demonio por el nombre del original y éste al menor por el símbolo que ocupaba en la ruleta; sus mentes estaban tan aturdidas que incluso cabía la posibilidad de que a la mañana siguiente no recordaran nada, pero claro que eso ellos no lo sabían, solo disfrutaban de la fricción entre sus cuerpos, los besos repartidos en la boca del contrario y su piel. Dipper se aferró a la espalda del contrario al sentirse cerca del orgasmo, mordiendo su hombro para silenciar sus gemidos y dejando algunos rasguños en su piel, aún no quería venirse, quería llegar al climax junto al ojiverde, sin saber que él estaba en la misma situación. Claro, era lógico, el demonio nunca había sido humano, nunca había tenido tales sensaciones, no había realizado acto similar, ambos eran completamente vírgenes por más información que tuvieran respecto al tema; unas estocadas más fueron suficientes para llevar al más joven al orgasmo, provocando que sus paredes se contrajeran fuertemente mientras arqueaba la espalda, lo que causó una sublime sensación en el contrario que lo alcanzó segundos después al sentir su miembro aprisionado por esas húmedas y calientes paredes, ni siquiera le dio tiempo de salir, se corrió fuertemente en su interior.
Se quedaron ahí recostados un momento, regulando su respiración y calmando su pulso, Dipper recostado sobre su traje de cordero y Blake sobre el pecho del chico, dejando besos por toda la piel a su alcance, sintiendo como el menor acariciaba y jugaba con sus cabellos. Tras un rato de caricias y besos dulces y suaves cayeron rendidos al sueño.

Un nuevo verano.Where stories live. Discover now