"Pequeña enana"

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Una semana, dos, tres, incluso cuatro semanas pasaron de la gran mentira del siglo. Había ido a más de 10 botellones, no había pisado el instituto en todo ese tiempo y como era de esperar, tampoco vi a Harry. Me mandó muchísimos mensajes y me llamaba, pero no se lo cogía, los "para siempres" no duran ni dos minutos, y eso era lo que me dolía. Niall me llamó también varias veces, y como tampoco le contestaba, una vez vino a mi casa, iba tan dormida que ni pregunté quien era y abrí, ahí estaba el con su novia, no sabía que hacer y le tire el café que tenía en la mano en ese momento y luego cerré sin dar explicaciones. No me volvió a llamar después de eso. Cada noche leía los mensajes de Harry, era como un suicidio porque no paraba de llorar y querer irme bien lejos.

"Te hecho de menos."

"Necesito escuchar tu voz, princesa."

"Eres mi Ángel."

"Por favor, contesta mis llamadas."

"¿Estás bien?"

"Supongo que ya te habrás enterado, lo siento muchísimo."

Odiaba mi vida, en todo lo que me había convertido sin Harry, sin esa persona que me valoraba por lo que interiormente era, el que me sacaba a delate y era mi pilar, el pilar de mi vida. Sequé las lágrimas que seguian cayendo sin control. Me vestí cómoda y me dirigí a casa de Harry, no se por qué, pero seguia teniendo la esperanza de que no me había mentido, de que estaba realmente malo, necesitaba verlo y que me dijera que me amaba, pero me dolía muchísimo su gran mentira. Salí de casa, 10 minutos y llegué a la de Harry, me paré delante de su puerta y dudé en tocar el timbre, pero me arme de fuerza y voluntad y presioné el botón. "Ding dong", unos pasos profundos y pesados se escuchaban desde el otro lado, estaba demasiado nerviosa. Abrieron la puerta, su padre.

-Hola bonita, ¿qué necesitas? - dijo con la misma sonrisa que la de Harry.

-Hola señor Styles, ¿es-está Harry? - dije con un hilo de voz.

-No... 

Salí corriendo en dirección a no se donde, mis piernas decidían por mi, mis ojos no paraban de derramar lágrimas y lágrimas, me encontraba perdida, en medio del puerto. No sabía que hacer, ni a donde ir. Vi un pequeño supermercado, necesitaba beber, pero no llevaba dinero. Entré y busqué el pasillo hacía las botellas de alchol y cervezas, vigilaba si alguien me miraba o si había camaras, pero no, todo desierto, cogí una lata de cerveza y la metí en mi chaqueta. Fui  a la cagera disimulando y pregunté por unas patatas de bolsa que no existian las "Pepper light", ella me dijo que si no estaban en el pasillo de chucherías que no habían, entonces disimulé mi enfado y salí de la tienda. Andando, llegué al faro, me senté en unas rocas mirando al mar y abrí la lata. ¿Cuanto iba a durar la mentira? ¿cuando podría verlo? ¿cuando escucharía sus disculpas? ¿cuando? Noté alguien a mi lado, giré y ahí estaba Zayn.

-¿Nunca te han dicho que las niñas buenas ni lloran, ni roban? - dijo sentandose a mi lado.

-No, supongo que cuando mis padres me iban a enseñar a ser una verdadera persona murierosn, y me he convertido en lo que soy ahora. - dije sonriendo irónicamente.

-No digas eso, sólo que no sabes que camino escojer. ¿Se puede saber por que llorabas? 

- ¿Nunca has sentido que ese alguien es tu todo? ¿Qué para seguir adelante lo necesitas? Pues eso me pasa, iba bien hasta que apareció Harry, tu me vistes, tu sabes que cambié, pero el me ha mentido, a mi, a la persona que decia que amaba, a causa de eso he vuelto a caer, a caer en mis miedos, a caer en todo lo que creo que es apoyo, y creo que estoy mal, que no quiero esto, yo quiero ser feliz. -dije mirandole con lágrimas en los ojos. - le quiero a él.

-Te entiendo, creeme, yo tenía una princesa, y esa princesa murió, murió por mi culpa, tuvimos un accidente de moto y ... Pero he seguido adelante, ocmo ella hubiera hecho, estoy aquí por ella. - dijo, se le podía notar un brillo en los ojos. - yo no soy Harry, Lauren, pero puedes confiar en mi.

-Necesito un abrazo. - dije abriendo los brazos.

-Ven aquí pequeña.

Pasamos toda la tarde juntos, era buena persona, del grupo enemigo, pero no tenía nada que ver, tenía buen corazón. Se portaba como un hermano mayor, me protegía e incluso varias personas nos confundieron como novios, yo solo reía por que él se ponía rojo como un tomate y luego soltaba "la gente de hoy en día es muy cotilla, ¿verdad enana?". Ibamos de camino a mi casa, me acompañó hasta la puerta.

-Bueno, gracias por todo, en seriio, eres como un hermano para mi. - dije abrazandole.

-Sí necesitas algo, tienes mi numero, si quieres mañana quedamos y comemos juntos. - dijo dandose la vuelta.

Last first kiss.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora