era la hora de la salida y dean estaba afuera de la oficina del director, con una bolsa de hielo para su ojo, a un par de sillas del chico que lo había golpeado.
decidió decirle algo.
-oye. -lo llamo. - lamento haberte golpeado, y que mi hermano haya golpeado a tu amigo...-
-hermano, él es mi hermano.- lo corrigió.
-está bien, tu hermano, pero seguramente mi hermano tuvo una buena razón, él no es así. te agradezco que no lo hayas golpeado.
él chico suspiró, rodó los ojos.
-debes agradecerle a castiel, él fue el que me convenció para no ir tras él.
-bueno, aun así, gracias.
-esto no significa que seremos amigos. ¿de acuerdo?- lo miró, era rubio y de ojos azules, pero no azules como los del otro chico.
-como quieras.- él seguía pensando, en ese chico.
y como si lo hubiera invocado él apareció con dos vasos de café y un par de donas.
-ya deberías haberte ido, cassie.
rodo los ojos. - callate, te traje esto para que esperes a gusto.- él rubio le sonrió de una manera dulce, y dean pensó que eran pareja o algo así.
-hola, ¿quieres? también traje para ti.- cas le entregó él café y le ofreció donas. él se nego. -vamos, no seas rencoroso, no tiene nada malo.- sonrió, y dean no pudo resistirse.
-gracias.- mascullo.
-bueno luci, me voy, te veo en casa, adios. -se dirigió a dean y él sonrió. aunque no sabía a que se refería a "te veo en casa" ¿acaso ya vivían juntos? decidió preguntar.
-¿él era tu novio?- el otro se ahogó con el café, empezando a toser.
cuando se recuperó, le dijo.
-castiel también es mi hermano, como gabriel, y los demás chicos que me acompañaban.- se sorprendió. seguramente su padre era todo un tigre. como si le hubiera leído la mente, dijo: -y no es lo que piensas, mi padre no es un tigre.- carcajeó y él sonrojó.
al final el director les hizo explicar la situación, dean no mencionó a sam, y lucifer tampoco a gabriel. se dieron un abrazo como reconciliación y ambos fueron a casa.
