era lunes de nuevo; hace dos días que sam se fue de casa, al igual que lucifer.
dean tenía que soportar la ola de insultos de john, que además le hizo jurar que no le volvería a hablar a castiel, a quien culpaba de la homosexualidad de su hijo.
así que para comprobarlo llevó a dean ese día, para ver como su hijo rechazaba a su mejor amigo.
y eso fue exactamente lo que dean hizo.
castiel venía corriendo hacia él, impaciente. gritando su nombre.
-¡dean! ¡dean! ¡tengo algo que decirte! ¡no me ignores!- gritó lo último cuando dean no sé inmutó al llamado y siguió caminando. entonces castiel apresuró el paso y lo tomo de la mano.
inmediatamente dean quitó la mano con miedo de que john lo hubiera visto.
-¿acaso no me escuchaste? ¿dean? háblame.- y lo miró, con esos ojos de cachorrito lastimado. dean supo que no sería fácil hacer lo que debía.
tomó aire y se armó de valor para romper el corazón de su persona favorita en todo el universo. (a parte de sam, claro está)
-cas, mira.- se calló.- ¿por qué tiene que ser tan difícil?- habló para sí mismo.- castiel, tú y yo.- no quería seguir hablando.- tú y yo no podemos seguir siendo amigos, ¿entiendes? no quiero que me vuelvas a hablar, olvídame y mantente alejado de mi. por favor.- dean jamás se había odiado tanto como ese día, pero no hizo nada para detener a cas, quien se alejaba soltando lágrimas en silencio, ni siquiera volteó a ver por última vez a dean. y él no volvió a verlo en lo que restaba del día.
pero john; john se sentía feliz, era un buen día.
