Capítulo 2

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Camila

Observé mi reflejo en el espejo, me veía bien, iba vestida con un vestido rosa palo, era ajustado y se adecuaba a mi silueta, lo había combinado con unas zapatillas de tacón blancas.

Esa noche saldría a cenar con mi novio, Ángel. Luego de cinco años decidí que era momento de seguir con mi vida, no podía vivir de recuerdos y aferrarme a una sola persona, que aunque deseara que las cosas hubieran ocurrido de manera diferente, no fue así.

Conocía a Ángel desde que era una niña, su padre y el mío eran muy buenos amigos, desde siempre fuimos muy unidos, al llegar a la adolescencia nos hicimos novios y cómo cualquier noviazgo de secundaria jurábamos que nos casaríamos y que nunca nos separaríamos.

Fue algo lindo mientras duró, luego de un tiempo sus padres tuvieron que mudarse a otro país por asuntos de negocios, nos separamos y desde ese momento no volví a saber nada de él hasta hace un año atrás, que volvió convertido en un hombre y con mucho éxito, y además de eso, decidido a reconquistar mi corazón.

Entrar a mi corazón no era una tarea fácil, después de mi ruptura con Dmitry no pude estar en una relación con nadie, veía su cara en cada uno y los recuerdos me invadían, su sonrisa y la manera en que achicaba los ojos al reír no salía de mi cabeza.

Estaba yendo a terapia, necesitaba superar lo sucedido y por eso me había parecido adecuado darme una oportunidad con Ángel, a quien quería mucho y de quien estaba enamorándome nuevamente.

Luego de unos minutos de prepararme mentalmente salí de mi habitación y me dirigí al primer piso, cuando estaba bajando las escaleras visualicé a Ángel y a mi padre conversando en el salón.

Ángel era muy apuesto, tenía veinticuatro años, era alto y de complexión fuerte, blanco, de ojos oscuros y pelo negro ondulado.

Cuando escucharon el repiqueteo de mis tacones ambos hombres voltearon a ver en mi dirección. Él sonrió de inmediato y se acercó al pie de las escaleras.

—Estas hermosa —dijo cuando estuve a un escalón de él, se acercó a mi y me dejó un pequeño beso en los labios,

Sonreí con timidez y decidí devolverle el halago.

—Gracias tú también estás muy guapo.

Y no mentía, lucía muy guapo y elegante enfundado en un traje azul marino.

—¿Nos vamos, cariño? —preguntó sin quitar la sonrisa de su rostro y tendiéndome la mano, la tomé de inmediato y asentí.

Al pasar al lado de mi padre, este sonrió y asintió muy de acuerdo con nuestra salida.
Aún estaba resentida con él por haberme obligado a tomar aquella decisión.

Salimos de la casa y subimos al auto de Ángel, él como todo un caballero me abrió la puerta para que subiera, le agradecí con un asentimiento y subí.

Camino al restaurante lo noté un poco nervioso, me pareció muy extraño él siempre era alguien muy seguro y jamás se le veía nervioso. Estuve a punto de preguntar qué le sucedía pero al final no lo hice, si hubiera sido algo que quería compartir conmigo me lo hubiera dicho sin necesidad de preguntarle.

Luego de algunos veinte minutos llegamos al restaurante, al entrar un camarero se nos acercó para llevarnos a nuestra mesa que previamente habíamos reservado. Ese día estábamos celebrando nuestro primer aniversario de novios.

Nos sentamos uno frente al otro, el camarero nos dio la carta y luego se retiró.

—Sé que te lo he dicho muchas veces, pero has cambiado mucho —sonrió con melancolía —antes solías ser muy alegre y ahora tu mirada se ha opacado y tu sonrisa genuina aparece muy poco.

Un Balazo Al Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora