Capítulo 25

8.1K 388 17
                                    


Narra Camila

Dimos un paseo por un acuario toda la mañana, me estaba sirviendo de mucho despejarme y vivir nuevos momentos al lado de Dmitry. De alguna forma habíamos hecho un cierre de página y abierto otra, nos merecíamos una segunda oportunidad y está vez sin secretos. Jamás volvería a actuar por mi cuenta, a decidir sobre nuestra relación sin antes hablarlo con él.

De los errores se aprendía y el resultado del mío fue drástico pero de alguna forma el destino nos volvió a juntar, demostrándonos que el lazo que nos unía era demasiado fuerte y por mucho que quisiéramos romperlo no podríamos.

—¿Qué haces? —pregunté riéndome al ver que me estaba tomando una foto

—Quemaste las que tenía, me debes unas nuevas —se encogió de hombros

—¿Eran tan importantes?

—De no serlas desde hace tiempo lo hubiese hecho yo —mostró su malestar.

Saliendo del lugar dimos un corto paseo por las calles antes de ir a almorzar a un lujoso restaurante, aún no le comentaba lo del trabajo y no sabía cómo iba a reaccionar, probablemente querría que vuelva a la mansión, lo que no haría. Hablaba en serio cuando dije que no quería volver a ese lugar.

—¿En que piensas? —preguntó bebiendo de la copa de vino sin apartar la mirada de mi.

—En nada —sonreí —mañana comenzaré a trabajar en una imprenta reconocida en la ciudad.

Alzó las cejas sin decir nada, siguió comiendo como si nada poniéndome más nerviosa con ello. No era como que su opinión influyera en mi decisión, pero si me gustaría que me apoyaría y no me diera trabas ni motivos para pelear.

—¿No dirás nada? —pregunté cuando estábamos saliendo del restaurante

—¿De qué? —frunció el ceño abriendo la puerta del auto para que subiera

—Del trabajo —me quedé parada frente al vehículo atenta a su respuesta

—¿Qué puedo decir? No voy a meterme en tus decisiones, te dije que no eras mi prisionera, puedes hacer lo que quieras.

Sonreí quitándome ese peso de encima, de puntillas alcancé sus labios rodeando su cuello con mis brazos haciendo del momento algo romántico.

—Gracias

—¿Por qué? —sus ojos me analizaron, me gustaba verlo relajado, se veía más jovial.

—Por respetar mis decisiones

—¿Y cuando no lo he hecho? —se rió apartándose de mí y señalándome el interior del auto.

Entré seguida de él que ordenó nos devolviera al apartamento. Me atrajo a su regazo besando mis labios y posando sus manos sobre mis glúteos, apretándolos suavemente.

—Ansío el momento de tenerte desnuda sobre mi —susurró en mi oído, aprovechando para morder el lóbulo de este.

—¿Y que te ha detenido? —pregunté con una sonrisa pícara moviéndome sobre su miembro. Nos miramos con complicidad, pulsó un botón que cerró la la ventanilla para que los hombres de adelante no pudieran vernos.

»Solo mira la ropa que traigo, de fácil acceso —me acomodé sobre él bajando el cierre para sacar su miembro erecto —que rico

Deslicé mis manos sobre él, quien me hizo a un lado las bragas para que pudiera meterla. Ahogué un gemido en sus labios en tanto me iba deslizando, se sentía tan bien.

—Piensas en todo —murmuró elevando la blusa y sacando mis pechos del sostén, tenía un gusto de verlos rebotar con mis movimientos.

—Así te gusto —jadee cuando alzó su cadera para recibirme.

Un Balazo Al Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora