Capítulo 4

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Los pesados pasos se oían resonar mientras caminaba al despacho, en cuanto abrió la puerta el olor a tabaco y alcohol inundó sus fosas nasales. El hombre frente a él se encontraba sentado sobre una silla de cuero atrás de la mesa de madera rústica, su mirada intimidante se posó sobre él, pero acostumbrado a aquello hizo caso omiso y tomó asiento frente a él.

—Tienes que ver esto —dijo lánzale una revista en el escritorio, el hombre al otro lado de la mesa alzó una ceja, dejó sobre la superficie su trago para tomar la revista.

Soltó una carcajada mientras iba leyendo, le dio una calada a su tabaco y luego tiró la revista sobre la mesa.

—Se va a casar esa puta —dijo tomando de su trago

—Si, pensé que querrías saberlo

Él asintió y perdió su mirada en el jardín que se podía ver a través de los ventanales de cristal.

—Sucedió hace años, el amor que un día sentí por ella murió pero... —hizo una pausa —me juré que sino era feliz conmigo, no lo sería con nadie.

—¿Qué harás?

—Ya lo verás —contestó levantándose de su silla y caminando a la puerta.

Aún no olvidaba lo que ella le había hecho, la haría sufrir tanto como él.

—No hagas una tontería, Dmitry. Han pasado cinco años y fue cosa de adolescentes, no te lo tomes tan a pecho —le dijo su amigo levantándose de la silla y yendo tras él.

—No estoy pidiendo tu opinión, Nicolay, mantente al margen

...

Los tacones resonaban por toda la sala, Audrey, la madre de Ángel daba vueltas frente a su nuera pensando en el mejor lugar para llevar a cabo la ceremonia.

—¿Y qué te parece en la playa?

La castaña negó con la cabeza.

—El jardín de la mansión me parece perfecto.

La señora frunció su ceño, pero decidió respetar su decisión, no quería seguir interviniendo, básicamente había escogido la mayoría de los detalles a excepción de este.

—Te noto desanimada, querida —dijo Audrey tomando asiento junto a ella.

—Es que... —pausó sintiendo un nudo en la garganta, ¿cómo decirle a su suegra que en realidad no quería casarse con su hijo? —siempre quise que mi madre estuviera a mi lado este día.

Los ojos de Audrey se aguaron y no dudó envolverla entre sus brazos.

—¡Ay cariño! Olvidé lo duro que sería para ti vivir este momento sin tu madre. Sé que no es igual pero ahora me tendrás a mi para lo que sea, seré como una madre para ti

Camila sonrió con melancolía y se abrazó fuerte con ella, siempre había querido mucho a la señora Audrey.

—Gracias, es bonito sentir que ahora puedo contar con usted.

—Haces feliz a mi hijo, cómo no quererte si eres el centro de su universo.

Sus palabras en lugar de ayudarla sólo causaban que se hundiera más en culpabilidad, mientras él la tenía como su centro, ella sólo deseaba que su prometido fuera otro y no él.

Forzó una sonrisa, tomó su bolso para caminar al lado de su suegra, ese día irían a la prueba del vestido, Audrey había reservado una cita en una prestigiosa tienda de novias. Se sentía tan nerviosa, por momentos se arrepentía pero luego se mentalizaba que era lo mejor, que tenía que enterrar su pasado de una vez por todas.

Un Balazo Al Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora