Capítulo 14

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Narra Camila

Su voz fue como un trueno, desafiante e intimidante, bastó para que aflojara el agarre y me soltara, caminé hasta posicionarme al lado de aquel hombre que mantenía su cuerpo erguido y completamente tenso. Ángel alzó las cejas mirando de uno en uno, sonrió irónico, en sus ojos se podía observar el dolor, la decepción y la ira mezclarse, esa no era una buena señal, tenía que sacar a Dmitry de aquí en ese mismo momento.

—¡Vaya! Tan descarada te volviste —soltó —ya traes a tu amante a presentárselo a tu padre

—Vámonos —tomé el brazo del ruso jalándolo al vehículo pero este no se movió ni un poco y se mantuvo firme con la mirada desafiante.

—Siempre evitando las cosas, ¿no, Camila? Algo tan típico en ti, no sé porque te aguanté tantas cosas.

—Lo siento, Ángel, no quería que las cosas fueran así pero... —su risa sarcástica me interrumpió

—¿Lo sientes? Que fácil, querer solucionar toda la mierda que me hiciste con un "lo siento" —negó con su cabeza mirándome con odio —Dime, ¿cómo reparo mi corazón con esa frase? ¡Dímelo! A ver si con eso se me quita todo lo que he sufrido estos meses, recordando una y otra vez cuando te marchaste con este hijo de puta, me humillaste delante de todo el mundo. Mientras yo trataba de recuperarme tú salías con otro hombre, mostrándole al mundo lo feliz que estaba dejándome a mi como imbécil. Jamás te voy a perdonar esto, Camila. Eres la peor cosa que pude encontrarme en el camino, maldita tú y toda tu descendencia.

Mentiría si dijera que sus palabras no me afectaban, él siempre estuvo a mi lado, me dio un amor bonito y especial, uno que no fui capaz de corresponder en estos últimos años. Era una mierda de persona, en eso me convertí luego de haber destrozado mi corazón, lo hice sufrir sin merecerlo pero prefería eso a que estuviera muerto por mi culpa. Dmitry no jugaba, él no amenazaba en vano y el que estuviera viéndolo de esa misma forma con la que lo hizo con aquellos hombres que asesinó en el jardín me llenó de temor.

—Está bien, maldíceme lo que quieras pero vete. Lo nuestro estaba destinado al fracaso y lo sabes —fui dura pero sincera, siempre pensé eso y ahora más que nunca comprendí que a su lado nunca sería feliz porque él nunca escuchaba y atendía mis deseos, siempre era yo quien debía adaptarme a los suyos. Una clara demostración de ello fue lo sucedido para nuestro compromiso y la boda.

—Ya la oíste, lárgate sino quieres que esta vez el disparo sea en tu cabeza —amenazó el ruso que con un simple ademán bastó para que sus hombres elevaran sus armas apuntándolo.

—Y con un criminal —se burló —que bello destino te espera.

—Eso no es tu asunto, vete a llorar a otro lado, niño —le contestó con el mismo timbre de voz —nunca fuiste suficiente para ella, nunca te amó como me ama a mi.

Soltó un disparo contra el suelo, muy cerca de sus pies logrando asustarlo, me miró decepcionado y con una rabia atrapada en sus ojos.

—Púdranse en el infierno —soltó dándose la vuelta para marcharse, puse la mano en el brazo de Dmitry que apuntaba a su cabeza.

—Me lo prometiste, bebé

—Y yo te dije que si se aparecía por aquí lo mataría.

—Déjalo, suficiente tiene con todo el dolor que una ruptura implica.

Guardó su arma para tomarme de la cintura y pegarme a él, sus labios buscaron los míos con desesperación.

—Mía

—Tuya —murmuré contra sus labios

...

Ingresamos a la suite presidencial en uno de los hoteles del ruso, me di un baño tratando de procesar todo lo sucedido hace unas horas. Era difícil renunciar a mi padre, él estuvo a mi lado siempre y aunque sus deseos estuvieron antes que los míos siempre me dio amor, comprensión y todo lo que me hizo falta recibir de una madre. A ella siempre le guardé cierto resentimiento, puesto que no cabía en mi cabeza que fuera tan egoísta al suicidarse, la necesitaba bastante y no le importó dejarme.

Un Balazo Al Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora