Capítulo 7

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El olor nauseabundo de las cárceles subterráneas invadían sus fosas nasales, orín y excremento humano invadía cada celda atestada de gente ya deformadas debido a las condiciones en las que se encontraban. Los lamentos y las maldiciones era lo único que se oía, aparte de los latigazos que les daban a todos los prisioneros que denominaban suki «perras»

¿Donde está? —preguntó imponiendo respeto con su llegada.

Dmitry Ivankov, un criminal hecho en las calles, un bastardo el cual fue adoptado por la mafia y amoldado para convertirse en el cabecilla de la Bratva. Su aura era pesada, un hombre peligroso y desalmado, con su alma consumida por la maldad. Desde pequeño era un ladrón, asesino y traficante de drogas, fue recogido por su antecesor y adiestrado a su semejanza.

Se decían muchas cosas de él, como cuando cayó rendido a los pies de una cría que domó a la bestia, que lo hizo romper muchas reglas de la mafia para después traicionarlo. Durante muchos años se mantuvo en las sombras, observando a su presa listo para atacar en el mejor momento. Tenía hambre de venganza, de destruir toda la luz que un día iluminó su oscuridad.

—Aquí, señor —respondió uno de sus hombres arrastrando el cuerpo ensangrentado de otro, su rostro estaba desfigurado al igual que sus manos y piernas.

—Así es cómo terminan las ratas traicioneras como tú, hechos mierda —siseó pateándolo —¿para quien trabajas?

El hombre no contestó, en su lugar escupió más sangre de su boca. Se negaba a hablar y delatar al traidor.

—¡Respóndele a tu líder!

—Usted jamás será mi líder —escupió sus pies ganándose una patada en el estómago haciéndolo sangrar más —su cabeza rodará como una bola de estiércol

Ladeó la cabeza riendo con soberbia.

—Primero rodará la tuya —dijo y acto seguido recibió más golpes mientras forcejeaba sin fuerzas por soltarse del hombre que sujetaba su cabeza con fuerza hasta torcerle el cuello.

—Con su carne alimenta las suki —ordenó dándose la vuelta, caminando con pasos seguros y rostro altivo. Muchos rebeldes odiaban que estuviera al mando y osaban con revelarse y actuar a sus espaldas, olvidando que él estaba donde estaba por destacarse como un desalmado asesinato que no daba segundas oportunidades.

La tinta en su cuerpo contaba su historia, a un lado de su torso yacía una mano esquelética con una rosa como símbolo de su juventud arruinada, unas esposas como sus cinco años en prisión, acusado por asesinar a su madre. Una serpiente rodeaba su cuello como señal de su inteligencia y poder que fue adquiriendo en el mundo delictivo, el crucifijo en su pecho que lo identificaba como el líder y autoridad de la organización criminal. Así también resaltaban las pequeñas estrellas en sus rodillas y hombros porque el no se sujetaba y mucho menos se arrodillaba ante la autoridad, porque él era la ley, la corrupción y la muerte.
Y por último estaba el símbolo nazi en su muñeca como la muestra de lealtad para con la hermandad.

A su edad se estaba convirtiendo en el hombre más buscado del mundo al ser una terrible amenaza, pues bajo su dominio poseía bombas capaz de destruir un país entero, armamento militar de alto calibre, se decía que poseían submarinos que utilizaban para el contrabando de armas y trata de blancas, se le acusaba de múltiples fraudes, por robo de información confidencial de gobiernos poderosos. Sus enemigos ansiaban su caída, sedientos de su poder, buscando una debilidad para atacar.

Una de las razones por las que decidió ir en busca de Camila Ferretti, a quien odio por años pero fui incapaz de acabar con ella. A sus enemigos les costó años encontrar algo hasta que llegó una alerta de uno de sus halcones, habían encontrado a la mujer del "Jefe de jefes" y por ningún motivo iba a permitir que sus enemigos se vanagloriaran de acabar con su mujer, porque una vez un mafioso posaba los ojos en una, le pertenecía para siempre.

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