3 Llamadas perdidas

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Absolutamente en todas las clases miraba una y otra vez el teléfono, que me resulto curioso que en su ausencia podía ser más distractora para las clases que su propia presencia.

Fue obvio para mi amiga que algo pasaba y ella me cuestionó que era lo que me pasaba, cometí un estúpido error al decirle, que no me pasa nada. Ella tomo mi celular e intento buscar en el registro de llamadas, fotos y al llegar a la bandeja de mensajes de texto; le arrebaté mi celular antes de que pueda verlos, supuse que lo mejor era que lo guarde.

Mi amiga pidió, no solo eso, suplicó que le contase. Le respondí que no, como era de costumbre me amenazó con no volver a ser amigas porque yo le ocultaba cosas. Por hacer aquello ella me resultaba graciosa y bueno se lo iba a contar.

Entre todo eso la profesora de matemáticas nos pidió hacer silencio estaba muy enojada porque no habíamos escuchado sus primeras advertencias, además teníamos la mirada de todas nuestras compañeras en ese momento. La mirada de mi amiga se dirigió a mí y nos reímos muy disimuladamente. Quise disculparme con la profesora pero sabía que ella no lo aceptaría y más bien seria alimento para su ego hambriento, y siguió regañándonos.

Se lo conté todo, con todos los detalles que podía recordar en lo que va del receso. No recibí interrupciones de ella y me pregunto porque no se lo había dicho. Por que a veces también tengo mis propios secretos y por lo general piensas que todo lo que pasa en el mundo es gracioso, quise declarar. Pero no lo hice solo lo pensé.

Porque no pensé que duraría tanto, más bien le afirmé. Que en parte era cierto ni siquiera imagine que lo llegaría a extrañar. Ella me dijo que podía ser peligroso pues no era alguien a quien conocía y preguntó por qué confiaba en alguien como él.

No imagine aquellas palabras dubitativas viniendo de ella, y le conté que no me era peligroso, que mi confianza era escasa pero confiaba de algún modo en él. Que mi confianza no partía en verlo como era quien era y que hacía, mi confianza partía en escuchar su vos cada noche y conversarnos lo que nos era nuestro. Yo estaba consciente de que primero mi amiga se reiría por lo que acababa de decir y segundo; yo sola me estaba haciendo el papel de romántica y enamorada, yo sola.

Al finalizar el receso íbamos caminando al aula, ella tomo mi teléfono y fingió hablar por este. Me pareció gracioso y reímos luego se tornó en susto porque dijo algo como: hola soy tu amiga y quisiera pedirte disculpas por lo que paso, además decirte que te extraño y me pregunto cada noche porque no me llamas. Me pare frente a ella le mire extrañada sin saber si era broma o en verdad lo estaba haciendo, seguí escuchándola. Ella siguió en su declamación, y también quiero decirte que...

Sabía muy bien lo que seguía, y lo que seguía era una declaración de amor. Este tipo de bromas eran muy de nuestro estilo de arruinar amistades, es decir la conocía bien porque esto ya lo habíamos hecho las dos con otras personas.

Aunque fuese o no cierto intenté quitarle el teléfono; cuando forcejeamos nos miró la inspectora general, percatándome de esto se lo advertí a mi amiga de todo lo que nos puede pasar.

Mientras yo forcejeaba ella soltó el teléfono y cayó al piso. Lo tome de inmediato y corrimos por otro camino hacia el aula, intentando ocultar nuestros rostros. La descarga de adrenalina era como si estaríamos escapando de prisión.

Al final de nuestra agitación, era momento de enfadarse con ella. Jamás respetas algo de lo que es mío, enuncié. En respuesta, ella me confesó que lo que hizo es dejarle un mensaje de voz porque él no le contesto. Lo hice porque se que tu no lo harás, eres demasiado tímida y más bien quise ayudarte, alego mi amiga. No dije nada y tome mi teléfono y con el deseo intenso que él no haya escuchado todo lo que paso.

En la noche me deparaba repasos de varias unidades para el examen de inglés, me descuide un poco pues era algo que dominaba, o bueno algo donde obtenía buenas calificaciones. Esta profesora algunas veces solía exonerar a los "buenos estudiantes" es decir a quienes según ella dominaban inglés, yo nunca había sido exonerada, aun así esperaba que al otro día lo fuese.

No quise ver mi teléfono porque me avergonzaba la posibilidad de que Damián escuchase el mensaje de mi amiga. Esta vez no lo esperaba y adelante una de mis tareas menos jactanciosas, como era escribir ensayos o resúmenes de un libro, esta vez trataba de resumir algún libro de Isabel Allende ¡Oh grandiosa escritora, quien ha sido escolta de mi admiración por cuanto has sido y cuanto lo serás, tu vida ha sido un presagio y leer tu vida me es dadiva! Quise escribir, luego imagine leyendo aquello para todos mis compañeros y solo se reirán. Por otro lado, sentencie que sería mejor redactar, sin ponderación, la conspicua vida de Isabel Allende en su magnate libro titulado, Paula.

Hola, respondí al ver que la llamada entrante era de Damián, maldije como nunca a mi amiga, porque hubiese deseado la llamada de él por el mismo motivo que yo lo esperaba, mas no por el insondable mensaje de voz.

Entiendes que es lo que implica devolver una llamada ¿cierto? Bromeó. Sonreí en silencio, pues a pesar de todo obtuve lo que quería, más que su llamada, su atención, y más aún que su vos su presencia misma.


EL, casi secreto.Where stories live. Discover now