4 Llamadas perdidas

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Cuando él y yo teníamos muchos deberes, turnábamos para hacerlos. Primero comenzaba yo por ejemplo y después él, pero sin dejarnos de hablar, es decir nuestros deberes se ejecutaban en lo que duraba las llamadas hasta horas de la madrugada. Cuando el caso era de deberes difíciles intentábamos ayudarnos, expreso intentábamos por mí, dado el motivo de que me hablaba de aspectos que no conocía y que me dejaban aturdida en lo intelectual.

Mis deberes iban primeros pues resultaban en su opinión "muy evidentes" que incluso se otorgaba la oportunidad de bromear, cuando yo pedía ayuda con las fracciones. Damián era gracioso, el conocía lo que me agradaba de él y yo conocía que él me agradaba.

Mis tareas y sus proyectos, no fueron más aburridos ni triviales, porque en cada uno había la oportunidad de llamarnos y solicitar ayuda, lo que significaba hablarnos, lo que también para mí significaba estar cada vez más cerca de Damián aun sin saber desde donde me hablaba.

Lo mágico después de todo era que yo sabía quién era él aún sin saber quién era él, me permití a mi corta edad conocer a alguien, a esa esencia que conlleva alguien, a esa espiritualidad que aleja cada vez más la distancia entre dos almas. Conocer a quien nunca vi, conocer cuando se está ciego, conocer cuando se está sordo, conocer cuando se sienten palabras.

Conocernos al hablar, yo lo conocía incluso cuando lo extrañaba, era la ausencia la que me hacía pensar en él recordarlo y hablarle la mayoría del tiempo.

Un fin de semana cansado de tareas, concluí en llamarlo por la mañana de un domingo. Me contó que estaba viendo la televisión.

Es descortés no invitar a ver la televisión, aducía a manera de broma. Me citó el canal donde estaba viendo uno de sus programas favoritos. Y fui a este, al cambiar de canales me encontré no solo con la molesta expresión de Angélica de los "Rugras Crecidos", sino que deduje que este programa era uno de los favoritos para Damián.

Sorprendida inquirí si no se trataba de una broma. ¡Para nada! Expresó. Adicional afirmó que más bien él, no dejaba de hacer algunas actividades que hacia cuando niño. Lo que me parecía gracioso, con su afirmación ahora se tornó a algo muy maduro para mí.

En el fondo me gustaban también, de hecho cuando veía la televisión por lo general me encantaba ver ciertos programas animados infantiles, que solía disfrutar de aquellos con mi hermano menor. Sin embargo esto, por supuesto jamás razoné en decírselo porque yo discurría que eso le desanimaría o cambiaria mi concepción de mi misma para él.

Le expresé mi sorpresa. Me parece extraño porque no es algo que me esperaba de alguien que está en la universidad, le confesé. No te sorprendas, no subestimes a la gente, porque a pesar de lo que hagas tú puedes seguir haciendo lo que te gusta, me contó. Pensé en una moraleja, algo como: aun que los seres humanos crezcan seguirán siendo seres humanos, hasta cuando ellos lo decidan.


EL, casi secreto.Where stories live. Discover now