5 Llamadas perdidas

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Nuestras llamadas eran más frecuentes en momentos donde estábamos solos, pues ni él ni yo habíamos comentado de nuestra historia a alguien, al menos eso creía Damián. Al decir que yo tampoco lo he comentado con alguien, quise olvidar con todas las fuerzas como resulto mi relato de nuestra historia, a mi amiga.

Que de hecho Damián nunca se interesó acerca del mensaje de vos, lo que significaba dos cosas: fue risible, rustico y hasta grotesco escuchar el mensaje por lo que opto por el trato silencioso de un secreto, o el mensaje nunca fue enviado y él no lo escucho y por esa razón Damián nunca inquirió.

Cuando existía la presencia de familiares, amigos o nos encontrábamos en clases nuestro as bajo la manga resultaban los mensajes de textos, recuerdo que empecé a sentir que al fin me había encontrado un talento, el talento de escribir en el teclado de mi teléfono sin que alguien lo note, sin hacer mucho ruido y sobretodo escribir de manera inmediata. Era un talento del cual podía presumir, estaba dispuesta a pulir dicha genialidad, como objetivo, visión y motivación se encontraba Damián, entonces esta idea no era tan descabellada después de todo.

Era un plan que podía llenar mi visión a futuro. Hasta que mi mamá en uno de sus extensos y dolientes relatos se percató que no prestaba toda la atención que necesitaba su impresionante relato de la enfermedad ortodoxa de las mascotas de la vecina, me consulto de manera apelante, efusiva y desafiante que era lo que yo me encontraba haciendo con ese aparato.

Yo solo envió mensajes, lo dije creo con el alma, mientras guardaba mi teléfono en uno de mis bolsillos. Sabía que estaba en problemas. Después de esto me reprimió con tonos y palabras relevantes como en un interludio, además de estar lleno de negativas conjeturas sobre mí y un teléfono en "una jovencita" como yo.

Me preocupaba el mensaje de Damián que ya llego y no ha sido respondido, no obstante yo era muy consciente de que en medio de su regaño que comenzaba de las adicciones hasta la abnegación de ella misma, no podía responder al chico que me esperaba al otro lado de la provincia.

Al no desistir ante sus reclamos, me ordenó firmemente que le cuente lo que yo hacía, pues ella ya lo había notado en el pasar de aquellos días, o sino iba a confiscar mi teléfono, yo sabía que aquellas amenazas fuera de las querellas, negarme a su pedido obligatorio. Era como defender la biblia en épocas de la inquisición. Ella era mi madre, lastimosamente ella era la ley.

A lo que decidí contárselo todo, desde que fue una locura llamar a alguien que no conocía y admitir que fue estúpido, esto solo lo hice al ver su expresión de susto. También le relate lo lindo que se sentía, lo agradable que era hablar con él. Él es agradable, también quise añadir pero no era todavía el momento debía esperar su aceptación y después acechar con mi propuesta de seguir hablando era algo que debía negociar muy bien, yo sabía con qué podía hacerlo. Buena conducta y buenas calificaciones, que eso todavía aguardaba y el trato estaría perfectamente echo.

Ella acepto después de todo, exponiendo todo los peligros que estaban a su alcance, los acepte. No está mal que me cuentes ese tipo de cosas tu puedes confiar en mí, afirmo junto con un abrazo muy fuerte y amoroso. A pesar de mi felicidad, maldije ese momento pues me sentía culpable de esto porque era ya la segunda persona a la que conté sobre Damián, ¿dónde está el privilegio del secreto? me cuestione. Me enfade con migo misma ¿acaso disfrutaba de tener que contar de la historia con Damián? O sencillamente ¿Por qué quiero que esto me resulte un secreto? Me cuestione tanto que mi alma más que mis pulmones, echó un suspiro y me resigne como aquella resignación de la que hablaba el querido, prodigioso, músico y artista Beethoven.

EL, casi secreto.Where stories live. Discover now