Hell

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Siempre pensé que la culpa fue mía, siempre pensé que mis demonios fueron aquellos que te destruyeron, que nos detruyeron, pero lo cierto es que no fue así.
Todos decían que debías alejarte de mi, que yo sería el causante de tus lágrimas, miedos, malos recuerdos, que acabaría arrastrando tus ángeles a este infierno en el que vivo, pero no fue así.
Mentías, lo hacías continuamente sin que ninguno de nosotros nos percataramos de ello, me hacías sentir culpable de todo aquello lo malo que ocurría en tu vida, y todos lo creían, ¿cómo no iban a hacerlo? Simplemente tenían que elegir entre alguien que venía del más puro paraíso y alguien que se encontraba bajo suelo.
Al principio yo también lo hacía, pensaba lo mismo que tú, que ellos, pero ahora que todo ha acabado, me doy cuenta que realmente nunca hice nada para causarte todo aquel daño, tú fuiste quien lo hizo, quien rompió las reglas, quien causó a esos ángeles sus peores pesadillas, quien acabó con sus vidas, quien hizo pensar a todos que yo había sido el culpable de ello cuando eras completamente consciente de que no había sido así.
Todo este tiempo no habías sido más que el más grandes de los demonios camuflado entre los ángeles, y yo no había sido nada más que aquella llave que utilizar para entrar a este mundo, a tu hogar. Un hogar al cual no perteneces, no después de todo lo que causaste.
Aunque lo cierto es que he conseguido sacar algo bueno de esto, y es que se equivocan, no todos los ángeles son tan buenos como dicen, no todos los demonios son los causantes de las peores pesadillas, cada persona es distinta, no importa lo que crean, lo que piensen, el nombre que tengas o de dónde provengas, sino cómo te comportes frente a ello, y tú me has hecho darme cuenta de eso.
Quizá mi hogar sea el infierno, quizá pase mi vida junto a demonios, pero eso no me hace uno de ellos.

Diario de un suicida ®Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon