Diario de un suicida ®

Retorno.

Muchas han sido las veces en las que me he ido y vuelto, en las que he pensado que esa sería la última vez que escribiese, que ese sería mi último texto, pero al final algo siempre me acaba trayendo de vuelta aquí. Quizá es la necesidad de contar todas las estupideces que me preocupan y que nadie quiere oír, quizá es el pensar en en algún lugar del mundo hay alguien ahí que quiere o necesita oírlas, quizá es la necesidad de simplemente expulsar todo lo que esa noche me esté ocupando la cabeza, no lo sé, pero la cuestión es que vuelvo a estar aquí, en el punto de partida.
Mirando hacia atrás me doy cuenta de lo muy poco que he avanzado, y es que todo sigue ahí, quizá más escondido, camuflado entre miles de cosas, pero todo aquello lo que alguna vez me preocupó sigue ahí, oculto en lo más profundo de mi ser, justo al lado de lo que no ha hecho más que aparecer.
Las personas avanzan, es cierto, pero eso no significa que hayan dejado de ser las de

antes, eso no significa que los secretos, los miedos, el no poder mirarte al espejo, las pesadillas, las noches en vela y las ganas de desaparecer se hayan disipado, porque todo sigue ahí, oculto entre las miles de cosas puestas encima con el único objetivo de tratar de hacerlas desaparecer. Las cosas no se olvidan, tampoco el daño que alguna vez alguien causó, todo sigue ahí, junto a los recuerdos unidos a esos momento, y en cualquier momento pueden volver a resurgir.

Quizá esa es la razón por la que extraño cómo se utilizaba antes esta página, quizá por eso extraño a la gente que había en ella, y es que pasó a ser el diario de aquellos incapaces de dejar lo que sentían por escrito al lugar en el que los me gustas valen más que los escritos y las personas no son más que máquinas en busca de seguidores.
Quizá simplemente necesito volver a ver que no soy el único con miedo, que no estoy solo, que siguen existiendo aquellos escritores de pesadillas sin diario, que mis estupideces son algo más que eso, simples estupideces.