La médico anestesista especialista en rescate y reanimación, Lauren Jauregui, ha decido comenzar una nueva etapa de su vida dejando atrás un oscuro pasado que sólo desea superar enfocándose en su trabajo en Alepo-Siria. En sus primeros días allí, y...
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(N/A: Muchas gracias @Pvane_LC por la imagen! Del personaje de Megan Wood)
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Lauren caminó lentamente por el pasillo detallando a la distancia cómo Megan Wood miraba a través del gran ventanal que daba en dirección de la zona oeste de la ciudad.
En los meses que llevaba trabajando junto a la chica de piel nívea la anestesista podía definir a Megan como una persona con una sed increíble por aprender cosas nuevas y ayudar a los demás. Si bien no se conocían de forma íntima, debido a que casi nunca tocaban sus vidas personales, la ojiverde había logrado percibir durante todo el día cómo la chica de ojos avellana parecía perdida en sus pensamientos.
- ¿Puedo preguntarte si estás bien? – Dijo la más alta.
Megan giró su rostro intentando parecer tranquila, pero Lauren pudo descubrir cómo los ojos de la chica estaban brillando levemente debido a las lágrimas
- Sólo estaba recordando a mis padres... - Susurró.
- ¿Los extrañas?
El silencio que se embarcó a ambas dio lugar a que la más baja finalmente dejara que sus lágrimas escaparan de sus ojos. Lauren turnó sus ojos entre el rostro de Megan y el nublado cielo de la ciudad que se apreciaba a través del cristal.
- Los extraño... Soy hija única, por lo que prácticamente ellos son la única familia que tengo... O tenía...
- ¿Tenías?
- Mi padre falleció hace un año por un infarto cardiaco.
Un pequeño suspiro escapó de la boca de Megan en el mismo instante en que Lauren extendía una de sus manos para acariciar levemente el hombro de la más joven.
- Lo siento mucho. – Dijo con sinceridad.
Megan intentó limpiarse rápidamente las lágrimas que cubrían sus mejillas sonrojadas debido al llanto.
- ¿Por qué una chica de sólo 23 años está en un lugar como éste? – Murmuró Lauren.
- Mi padre siempre me dijo que en la vida tenía que hacer algo que siempre pudiera recordar y sentirme orgullosa de ello... Él decía que en su caso el haber tenido una hija como yo era lo que le daba más orgullo.
La ojiverde sintió cómo un nudo se le formaba en la garganta al recordar la última vez que había visto a su padre cuando éste le fue a dejar al aeropuerto donde comenzó el inicio de su nueva etapa.
- Pero... ¿Alepo?, ¿La ciudad donde no se puede dormir bien por el ruido de los bombardeos? – Susurró la anestesista utilizando un tono grave.
