Capítulo 22.

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(N/A: Gracias por la imagen 5H-1D-JB-DL-1997 !) 

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La morena agradeció poder finalmente estirar sus piernas luego de todas aquellas horas de viaje. El clima en Antakya era parecido al de Alepo, pero aun así la intensivista se estremeció con la baja temperatura del lugar.

Acomodándose el bolso que llevaba al hombro sus ojos marrones detallaron la pequeña puerta de la hostal donde solía quedarse en la ciudad cada tres meses cuando iba a por sus controles con el infectólogo especialista en VIH.

Una sonrisa se dibujó en el momento en que una mujer de edad y pequeña altura salió a darle la bienvenida, los cabellos blancos dejaban poco rastro de la hermosa cabellera rubia que había tenido Greta, una hija de americanos que se habían asentado en Hungría luego de la gran depresión económica del año '29.

- ¡Camilita! – Sonrió.

Aferrándose a la mujer con un tierno abrazo Camila agradeció internamente tener a una persona en medio de aquella desconocida ciudad que intentaba olvidar a diariamente ya que estar allí sólo le hacía recordar todo lo que había cambiado su vida.

- ¡Has subido de peso! Eso es bueno. – Dijo la mujer.

- Sí... Últimamente he estado comiendo muchos dulces y chocolate.

Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro rememorando todos aquellos momentos compartidos con Lauren entre risas y dulces... Sabía que no era la dieta más saludable, pero notar que había subido de peso siempre era una buena noticia luego de haber perdido casi diez kilos durante las primeras semanas luego de salir del hospital, y no precisamente por el VIH, sino por su estado anímico que se había quedado por el piso durante los primeros meses enfrentando algo que jamás habría imaginado.

- Y te brillan los ojos... - Apuntó la mujer. - ¿Cuál es su nombre?

Camila entreabrió sus párpados rápidamente para luego dejar escapar una nerviosa risa a la cual se le unió Greta.

- Primero haré café mientras te duchas y deshaces el bolso... Ya luego me contarás. – Le guiñó un ojo.

Cuando finalmente terminó de vestirse y secar su cabello Camila comenzó a desempacar todo lo que traía en el bolso. Lo que no esperó fue encontrar el peluche de elefante que le había regalado Lauren... No sabía en qué momento la ojiverde habría logrado esconder el peluche allí, pero ahora agradecía el detalle. Un escurridizo suspiro escapó de su boca al sentir cómo extrañaba a la anestesista que sólo unas horas atrás le había tenido en sus brazos llenándole el rostro de besos.

Strangers in the night. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora