Capítulo 56.

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- Necesito hablar con el padre de Clarisse. – Dijo.

Michael Jauregui enarcó sus pobladas cejas sin desviar sus ojos del documento que leía en su amplio escritorio aquel miércoles temprano por la mañana.

- ¿Por qué deseas hablar con el dueño del hospital?

- En realidad necesito hablar con ella, pero luego del divorcio se me hizo imposible encontrarle. – Explicó. – Ni siquiera sé si aún vive en New York.

- ¿Algún problema con los papeles? – Sonó preocupado.

- No. – Se llevó una mano al mentón. – Pero creo que es momento de vender el piso donde... Ya sabes... Los documentos están a su nombre porque fue un regalo de boda por parte de su padre.

- No creo que Eric desee saber de todo eso.

- Lamentablemente no tengo una mejor forma para dar con Clarisse.

Ambos se mantuvieron en silencio mientras Lauren miraba de re ojo el indeciso rostro del anestesista.

- Tendré una reunión con él en un par de horas. – Dijo con tono monótono. – Puedo explicarle la situación.

- No. – Interrumpió. – Déjame a mí hablar con él... Es hora de que todo esto se termine...

- ¿Por qué la prisa?

- Porque ya no puedo vivir más en un lugar que me recuerda el pasado... El piano que le regalé sigue allí... Y... Y la habitación de Alexander.

Recibiendo un leve movimiento de cabeza como respuesta la ojiverde entendió que Michael hablaría con quien ahora mismo era su ex suegro.

- Sabes que después de todo lo que ocurrió Eric dejó de confiar en ti como profesional y fue el primero que pidió tu despido. – Comentó el alto hombre.

- Lo sé.

- Por eso mismo déjame a mí hablar con él. – Explicó. – Hazme caso.

La última frase con tono grave le hizo hacer una mueca, tal como solía repetir el gesto cada vez que su padre le reprendía severamente.

- Perdón. – Murmuró Michael. – No ha sido una orden... Pero... Deja que tu padre se encargue de esto, será lo mejor.

Lauren pestañeó rápidamente asombrada por la explicación recibida. Jamás le había hablado así.

- ¿Dónde planeas vivir entonces?

- No lo sé. – Frunció el ceño. – Aun debo resolver otros asuntos...

- Camila.

Con la boca entreabierta la anestesista se quedó en silencio.

- No diré mucho, pero me gusta esa chica. – Sonrió.

- Parece que los años te han vuelvo menos estricto y serio.

- Creo que tú y yo ya hemos perdido suficiente felicidad como para desaprovecharla.

- Es más difícil que eso. – Apuntó. – Realmente...

- Sólo hay una cosa que es imposible.

Sabía que se refería a la muerte. Sabía que se refería a una pérdida tal como la de Clara Morgado, y una pérdida tal como la de Alexander Jauregui-Parsons.

Strangers in the night. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora