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Último capítulo.

Narrator's POV's:

—Chat...—Bostezó Ladybug poniéndose a su lado, tratando de calmarlo para terminar con el trabajo.

—¡No! Dejame solo.—Dijo al momento en que había puesto una mano sobre su hombro.

Ladybug gruñó pero volvió a bostezar, haciendo que su vista se hiciera ligeramente borrosa.

Y entonces, unas cuchillas de madera fueron lanzadas hacia la muchacha. Chat Noir se percató de aquello al instante, borrando toda la tristeza que sentía para salvar a su compañera de un solo tacleo.

El felino vio a su compañera. No podía mover su cuerpo puesto a que había aterrizado en los muchos escombros que había causado su cataclismo, además de que había golpeado su cuerpo con el suyo.

Y lo peor de todo, era que su cabeza estaba desangrando.

"Demonios"

Tomó a la muchacha entre sus brazos de manera ágil y rápida, puesto a que Le Charpentier lanzaba bolas de madera que convertían en madera en donde caían.

Él saltó de tejado en tejado, dejando al akuma atrás y llegando al balcón de su compañera, que curiosamente, todavía seguía sin ser afectado.

Al entrar por el traga luz, Chat Noir se destransformó y dejó a la heroína en su cama, que casi al instante, fue cubierta por un aura rosada brillante, dejando ver a su compañera de clases junto a su kwami Tikki.

La última mencionada no se podía mover al igual que su portadora. Su pequeño cuerpo estaba ardiendo, puesto a que la joven azabache le había mentido al felino acerca de descansar; había tomado cafeína para buscar al akuma entre la oscuridad, cosa que no dio resultado puesto a que se le había hecho de día sin siquiera pegar los ojos por unos minutos.

Técnicamente, había estado transformada desde que había aparecido Le Charpentier en la secundaria.

El muchacho y el pequeño felino vieron horrorizados a sus compañeras. Estaban realmente graves, y más con la poca energía que había dentro de ellas.

—Ga... Lletas...—Dijo lo más audible posible la de color Carmesí, dándole a entender al muchacho lo que necesitaba en aquél momento.

Adrien al instante bajó a la panadería —que estaba deshabitada— y tomó una caja de galletas para luego subir rápidamente a la habitación, dejando dichos dulces a lado de la criatura que estaba siendo auxiliada por el minino.

El joven Agreste nuevamente bajó, pero esta vez al hogar de los Dupain-Cheng para buscar algún botiquín de primeros auxilios.

Al encontrarlo, regresó con la muchacha y casi inmediatamente limpió y desinfectó la herida para luego colocar una gasa y una venda, que fue rodeando alrededor de la cabeza.

Se mordió el labio inferior preocupado. No tenía la menor idea de cuándo despertaría la muchacha; pero por lo pronto, tenía que aventajar el trabajo.

Bajó nuevamente al departamento y buscó en el refrigerador algo de queso para el pequeño felino. Para la desgracia de éste, sólo había suizo; no había de otra.

Al terminar de recargar emergía, el joven invocó su transformación, para luego abandonar la morada de los mejores panaderos que conocía.

Su cuerpo se movía ágilmente con el viento sobre los tejados de los edificios en París. El sabor amargo de que las personas que más le importaban estaban en riesgo lo consumía de manera horrorosa, puesto a que, estaba tan seguro de que todo lo que sucedía era su culpa. Odiaba tener la suerte de un gato negro; era un asco.

Sólo Por Las Noches || Chat Noir/Adrien AgresteWhere stories live. Discover now