Capitulo; 5

16 4 4
                                    

Narra: Carlos

  Carlos Idol siempre se considero a sí mismo como un hombre razonable y realista. Su agudo sentido del realismo fue la razón principal por la que era uno de los mejores abogados en nueva york, y él se enorgullecía de ello. Razón por la cual al pobre hombre se le erizo la piel una mañana cuando fue despertado por un chico brilloso que estaba flotando.

  El temor de trabajar con Emil le había finalmente robado su cordura, Carlos inmediatamente se escondió debajo de sus mantas, tratando de olvidar todo acerca de la alucinación que había visto justo delante de él. 

 -¿Um... Carlos Idol? -una muy inusual voz en tono alto lo llamo.  

  ¿Me está hablando a mí? -Carlos se preguntó con los ojos muy abiertos, -¿mis alucinaciones están hablándome? Querido Dios, tengo que estar completamente loco. 

 -¿Hola? ¿Carlos Idol?  

  -Tal vez si trato de hablar con él, ¿desaparecerá? -Carlos se retorció todavía oculto de forma segura bajo las sábanas -¿pero las personas que hablan con sus alucinaciones no son aún más locas? ¿Debería ignorarlo?  

  -¡Yah! ¡Yo no soy una alucinación! -la voz chillona dijo, esta vez sonó con indignación. Carlos lentamente asomó la cabeza de debajo de las sábanas, con cautela viendo al chico flotando en frente de él. El chico parecía joven, de unos veinte a lo más. Tenía una mata de cabello castaño dorado que caía en sus grandes ojos, y aunque parecía molesto, sus labios tenían una gran sonrisa brillante. Carlos pensó que el chico lo parecía extrañamente familiar, pero no sabía por qué.  

  Por lo menos mis alucinaciones son de tipos guapos, Carlos pensó mientras se quitaba las sabanas completamente fuera de él y se sentaba en su cama. 

 -Muy bien, así que si no eres un producto de mi imaginación, entonces ¿por qué flotas a tres metros en el aire y tienes la piel que luce como si estuviera hecha de linternas? -Carlos preguntó, entrecerrando los ojos.

  -¿Linternas? -Urian susurró para sí mismo, confundido sobre el significado de la palabra. Aish, yo sabía que debía estudiar sobre la tecnología humana, el ángel se dijo mentalmente reprendiéndose. 

 -Uh... yo no soy parte de tu imaginación -continuó Urian, mirando al hombre en la cama: -¡Yo soy un ángel!

  -¿Un ángel? -Carlos preguntó, enarcando las cejas -¿como un ángel que tiene alas y una aureola y vive en el cielo? 

 -¡Sí! -Urian gritó con entusiasmo. Los dos se miraron durante unos minutos en silencio.  

  -Sí. Está decidido. Estoy oficialmente loco -Carlos dijo, suspirando para sí mismo y salió de la cama. Urian inmediatamente frunció el ceño y siguió al abogado cuando comenzó a salir de la habitación para ir al baño.  

  -Realmente soy un ángel. ¡Mira! ¡Incluso tengo alas y una aureola como tú dijiste! -Urian exclamó. Carlos miró al chico una vez más y vio que efectivamente, tenía el requerido combo de aureola y alas. ¿Cómo diablos no los vi desde el principio? el abogado pensó con el ceño fruncido.  

-Está bien, tienes una aureola y alas, pero eso no me convence de que no seas sólo algo que estoy imaginando -dijo Carlos brevemente, -si realmente eres un ángel haz algún tipo de milagro para demostrarlo 

 -¡Oh! ¡Milagro! -Urian gritó con alegría. A diferencia de Peter, Urian era muy hábil en hacer milagros. Bueno... en verdad, Urian sólo podía hacer un milagro, pero lo hacía muy pero muy bien.

-¡De acuerdo, hazte para atrás y observa esto! -Urian dijo alegremente. El ángel se puso enfrente de la bañera de Carlos, con una mirada de concentración absoluta en su rostro. Levantó las manos y segundos más tarde, algo pequeño y resbaladizo apareció en la parte inferior de la bañera. Carlos se precipitó a la tina y miró dentro de ella, esperando algo mágico, o por lo menos milagroso. Miró por encima del borde de la bañera para ver...  

Fallen Angels ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora