Capitulo; 6

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Peter miró con confusión al edificio en que se habían detenido en su frente. Parecía como si fuera muy elegante y un lugar clase alta, con paredes blancas como la nieve, y varias cosas brillantes en las ventanas. 

-¿Dónde estamos? -el chico pequeño preguntó mirando a Emil. El empresario miró hacia Peter con una mirada de sorpresa en su rostro. 

-Es una joyería -Emil respondió: -¿nunca has estado en una antes?  

-No -Peter respondió simplemente. Emil ladeó la cabeza, confundido. Todas las mujeres con las que había estado antes le habían exigido siempre a Emil que les comprara joyas caras y otras chucherías del tipo. Y a pesar de que Peter era un chico, siempre lucía tan femenino que Emil pensaba que gozaría de la compra de algunas también.  

Tal vez sólo es que nunca tuvo a nadie que le comprara estas cosas a él, Emil pensó tristemente mientras veía a Peter, quien estaba examinando una serie de diamantes en la ventana con el ceño fruncido. 

 -Vamos, entremos -dijo Emil, sosteniendo al chico por el hombro y lo llevó adentro.

Emil rápidamente descubrió que la joyería no era algo que a Peter le interesara. El chico caminaba torpemente, como si estar en una tienda de lujo se sintiera incómodo para él.

Miró a los diamantes y los encontró -bonitos -haciendo un pequeño comentario acerca de cómo le recordaban a las estrellas. Los zafiros estaban -bien -los rubíes y esmeraldas perfectamente cortadas se redujeron a -son piedras de color rojo y verde -y las perlas... Dios... Emil se preguntó si alguna vez podría ver a las perlas de nuevo y no tener la imagen en su mente del dolor que había visto en la cara de Peter.  

El chico había mirado a las perlas como si se tratara de su vergüenza. Él murmuró algo acerca de las puertas del cielo y luego preguntó en voz baja a Emil si creía que las perlas eran exactamente como las lágrimas.  

-Supongo que sí, si las vez de esa forma -respondió Emil brevemente, alejando a Peter del aparador donde estaban las perlas. Los ojos del chico más joven de repente quedaron atrapados en algo de la parte trasera de la tienda y su rostro se iluminó, muy lejos de la expresión de depresión que había estado poniendo unos momentos antes. 

Emil, vio como Peter se precipitó a una vitrina que contenía una campana -de cristal fino y decorado con un conjunto de diamantes y zafiros. 

-Esa es una bella pieza -Emil dijo simplemente. Peter asintió con la cabeza, mirando a la campana. 

-¿Conoces la rima? -el chico pequeño le preguntó, mirando al hombre más alto.

-¿La rima? 

 -Sí -respondió Peter, mirando de vuelta hacia la campana, -every time a bell rings, an angel gets its wings -dijo el chico en perfecto inglés. Las cejas de Emil se levantaron al oír que sin esfuerzo el inglés se deslizo más allá de los labios del chico bonito. Una vez más se preguntó qué tipo de pasado tenia Peter. Parecía estar tan separado de cualquier cosa o pensamiento moderno, sin embargo sabía rimas en inglés...

-¿Quieres que compre esto para ti? -Emil preguntó, señalando a la campana. Peter miró y movió la cabeza con una sonrisa adorable.

-No, está bien, Emil. Esta campana es demasiado cara. Incluso una campana simple igual tendría el mismo efecto -dijo el más joven antes de que fuera corriendo a mirar otra cosa. Peter ordenó la campana de todos modos. Sentía la necesidad de conseguir algo para Peter, y recordar la forma en que la cara del chico se iluminó cuando vio la campana, fue suficiente para anular la etiqueta de 100 000 adjunta al pequeño objeto.

Después de que Emil pidió la campana, caminó por la tienda, sólo para encontrarse a Peter parado por una de las vitrinas, las lágrimas rodaban por su rostro. Inmediatamente, el empresario fue hacia al chico pequeño, muy preocupado. 

-Peter, ¿qué pasó? -Emil le preguntó al llegar junto al más joven. Peter  simplemente apunto hacia abajo en la vitrina, la cual sólo tenía una sola pieza, un muy simple pin - un par de alas hechas de plata.  

-Es hermoso -Peter murmuró en voz baja. 

-¿Así que porque es hermoso, estás llorando?- Dijo Emil

Peter negó con la cabeza y dijo con nostalgia: -Yo estaba recordando algo que he perdido. 

 Casi de inmediato, Emil se tensó. Las palabras que Carlos le había dicho el primer día, flotaron de nuevo en su mente.

"De lo que él dijo, parece como si él no tuviera casa y podría haber sido recientemente abusado sexualmente... Quiero decir, él mismo se llamo ángel caído y los dos sabemos lo que eso implica"

-Vamos, vayámonos -Emil dijo. Su voz era tensa. Peter no podía entender su enojo.

 -¿Por qué? -el chico más joven preguntó. 

 -Solo ven -dijo Emil rígidamente. Su rostro se había vuelto duro, y la mirada de sus ojos era tan negra como sus expresiones. 

 -¿Vamos a otro lugar?- pregunto el ángel

-Sí -Emil dijo. Hizo una pausa por un momento, con las manos tensadas en puños a los costados. Se dio la vuelta -Yo no sé qué bastardo te hizo esto -apretó mas. -Pero me gustaría tener mis manos sobre él. -Y antes de que Emil pudiera decir otra palabra,salió de la joyería.

Confundido Peter frunció los labios, puso mala cara ligeramente. ¿Qué quiso decir Emil con esas palabras? Y aunque las palabras fueron tan duras, Peter se preguntó ¿por qué el escucharlas le hizo sentir tan feliz y... seguro? 

Encogiéndose de hombros, Peter salió de la tienda. El chico angelical sólo sabía una cosa segura...

  Las emociones humanas son muy extrañas, eso es un hecho.  



Fallen Angels ©Where stories live. Discover now