Capitulo; 9

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Peter frunció el ceño profundamente. En realidad no había mucho que pudiera hacer para comprobar su historia. Ni siquiera era capaz de hacer milagros en el cielo, mucho menos en la Tierra. Desesperado Peter esperaba que Urian de repente apareciera y lo ayudara a probarlo, pero no tenía tanta suerte. 

-No sé cómo puedo probarlo. Tú dime cómo hacer para que me creas- dijo el chico angelical.

-No lo sé. Tú eres el ser celestial -las palabras de Emil goteaban en el sarcasmo y agito su mano furiosamente. -Pide una guía divina. Diablos... saca tus alas y vuela por la maldita habitación- Decía Emil enfurecido

-¿Por qué estás tan enojado? -Peter preguntó con un gran puchero, -¡no puedo evitar lo que soy!  

-¿Entonces por qué estás haciendo este estúpido cuento? te dije que no me importa lo que eres, o incluso lo que hayas sido. Pero no... No me mientas -Emil dijo, su voz se quebró un poco al final. 

-¡Ya te dije lo que soy. Simplemente no me crees!- Replico Peter

-¿Me dices que eres un ángel y luego esperas que te crea? -Emil se pasó una mano por el pelo y camino hacia el frente de la cama. -¡Dios, eso es ostentoso!

Peter le tiro a Emil esa mirada fulminante - la que decía más que las palabras que el mayor le había dicho. -No me sorprende que utilices esa frase. 

 Peter se congeló. -¿Qué tiene de malo?

-¿Quieres que te responda eso? ¿Honestamente? -Emil lamentó las palabras tan pronto como salieron de su boca. El chico angelical sabía que si iba por este camino, no había vuelta atrás. Si comenzaba la lista de las faltas de Emil las cosas se pondrían feas. Toda la frustración, toda la confusión, todo lo que el más joven sentía, saldría. Peter nunca fue bueno en ocultar sus emociones, y él sabía que no podría aunque lo intentara.

-Eres el ángel -Emil escucho la crueldad en su propia risa, -Tú dímelo. 

-Está bien. Quieres la verdad, te voy a decir la verdad. La dolorosa verdad. Tú piensas sólo en términos de dinero. ¡Todo es dinero para ti! Me ofreces dinero para escucharte, para entrar en tu coche. Tratas de comprar todo. A todos.

Emil se quedó allí, viendo a Peter, escuchando al pequeño decirle cosas que no le importaba escuchar, sobre todo de él. 

-Ni siquiera me puedes dar un cumplido. Dijiste '¿Peter, te ves precioso?' No. Tú dijiste 'Luces Hermoso' 

 Hizo sonar a Emil increíblemente presuntuoso. 

 -¿No sabes que hay cosas más importantes que el dinero o el oro?- Le reclamo Peter

Emil estaba rígidamente silencioso, pero profundamente en su interior se estremeció ante la sinceridad en la voz de Peter. Era como si el chico pequeño estuviera diciendo estas cosas porque se preocupaba verdaderamente por el- porque realmente se preocupaba por él.

-¿Es tan difícil que entiendas? La gente no debería ser comprada. Deben ser respetados. Incluso la persona más pobre en nueva york sigue siendo un ser humano. ¿No puedes encontrar en tu corazón el ayudarlos, incluso a uno de ellos, por tu cuenta? 

Emil se quedó en silencio, con la mandíbula apretada, y el mentón levantado.

-Y mira tu casa -continuó Peter. 

-¿Qué hay de malo en mi casa? - le preguntó Emil, por fin encontrando su voz una vez más. 

-Coleccionas cosas innecesarias- Dijo el chico angelical.

-Haces que suene como un acto criminal -Reprocho Emil. 

-No es criminal. Es triste. Mira en esta habitación. -Peter señalo con su mano a todo. 

Fallen Angels ©Where stories live. Discover now