Herencias

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Las cervezas, risas y crepitar de la hoguera había llenado el silencio instalado en el campamento después de que la noticia sobre la llegada de Hope hubiera dejado de ser importante.

Todos eran conscientes de la incertidumbre al rededor, los cambios de última hora y nuevas directrices. Un soplo del interior de la célula terrorista en la zona comunicaba la existencia de una repentina operación muy cercana en el tiempo. No aportaba aún así fecha u hora, pero dejaba claras las intenciones de causar un bloqueo por tierra a las tropas americanas y la desmoralización de la población civil dentro del radio de acción. Todo apuntaba a una operación de limpieza... aniquilación de cualquier vida en el terreno. Muchos de los soldados habían decidido descansar la noche, mientras algunas guardias al norte del campamento se relevaban con mayor frecuencia para mantener el perímetro asegurado.

La unidad de Hope fue relevada de los servicios por aquella noche, en un intento de ponerse al día después de tantas semanas de ausencia por parte de la Comandante. Decidieron pasar aquel descanso pegados a una pequeña y modesta hoguera en medio de asentamiento, con un barril oxidado a medio vaciar de cervezas casi calientes y unas pocas chocolatinas energéticas que habían reservado de sus raciones diarias para el momento.

Estaban tranquilos, manteniendo amenas conversaciones sobre las vidas antes y después de entrar al ejército, planes de futuro, sueños y deseos. Por aquella vez, Hope sólo escuchaba atenta, siendo consciente de que por una vez ellos eran los importantes, que ellos necesitarían desahogarse, expresar cualquiera que fuera el pensamiento.

Fue contemplándoles poco a poco, dándose cuenta de lo poco que sabía de ellos. Había luchado y defendido a sus compañeros sin tener la más mínima idea de quiénes eran. Si aquello no era fe ciega, que le partiese un rayo.

- Oye, Tyson – llamó la Comandante desde la distancia, terminando de masticar una chocolatina pasada. El susodicho terminó de reír una broma y la miró expectante-. ¿Por qué entraste al Ejército?

- Bueno, Comandante... Hubiera pillado la beca deportiva para la Universidad de Columbia... pero mi novia se había quedado embarazada para entonces -rió el joven-. Los primeros meses fueron jodidos. Ella estaba sola y yo disfrutaba de mi recién adquirida libertad. Fue gracias a mi madre que fui abriendo los ojos. Debía responsabilizarme, como mi chica hizo... Si ella decidía tener el niño, era mi obligación ayudarla, y ocuparme de la parte que me tocaba. Justamente porque mi madre había pasado por algo parecido en su juventud, sólo que ella decidió abortar.

>> Recuerdo perfectamente la carta... Estaba echado en mi cama, haciendo el vago. Leía una y otra vez el mismo párrafo sin hallarle ningún sentido... Estaba tan exasperado porque mi compañero no dejaba de subir el volumen de la música. Salí a dar una paseo por el campus. Y no fue hasta varias horas después, frente al lago artificial que me sentía en plena capacidad.

>> "Entiendo que quieras vivir tu vida sin ataduras. Viajar, triunfar, ser alguien conocido... pero tienes que entender que no es justo dejar atrás a la gente que ha creído en ti, que se ha sacrificado para que seas feliz. No te pido que renuncies a nada por mí, porque hace tiempo acepté tus objetivos en la vida. Sólo te ruego que tengas en cuenta a Karen. Ella ha perdido ahora su futuro, su vida se llenará de algo grandioso, de la bendición de ser madre. Pasará por un proceso duro y largo -porque no es sólo el embarazo-. Estará sola y desamparada por quienes la rodean. Ella ya no podrá estudiar como antes, ni saldrá de fiesta o beberá unas cervezas con las amigas. Ya no podrá dedicarse a sí misma... sino a su hijo. Tu hijo. Debes responsabilizarte de lo que has hecho, sin precauciones pero plenamente consciente. Me duele que renuncies o aplaces esos sueños... pero no puedes alejarte u olvidarte de tus errores como quien usa un pañuelo y lo lanza a la basura. Yo te ayudaré en lo que sea, con dinero o lo que requieran. Pero necesito saber que el hijo que yo crié están en algún lado... y que no abandonará a la pobre chica por algo que ambos hicieron".

El joven permaneció con la vista perdida en el bailante fuego. Parecía preocupado y a la vez dolido por lo que pasó en el pasado.

Su cabello rubio estaba desordenado, cayendo sobre sus ojos y oscureciendo el rostro. Parecía el tipo de rostro que los artistas esculpieron en piedra siglos atrás. Un adonis bien cuidado con el cuerpo de futbolista. Hope había observado en primera persona la fuerza del muchacho, sus maravillosos reflejos y calculados movimientos. Tenía un fondo físico que ya quisieran muchos en el Ejército igualarlo. Pero muchas veces se apartaba de los compañeros,viajaba en su propia mente y nadie podía hablarle durante horas...Lo respetaban aún así.

- ¿Y qué pasó entonces? - volvió a preguntar Hope, interesada por cómo aquél muchacho había renunciando a una carrera deportiva y vuelto a su hogar para buscarse la vida...

- Bueno... Karen no se esperaba en absoluto que me presentara en su casa después de tres meses de embarazo... Mucho menos que le rogase volver a formar parte de su vida y ocuparme de nuestro hijo. A día de hoy ya tiene claro que realmente quiero pasar el resto de mi vida con ellos dos.

- ¿Y cómo fue el embarazo? Me imagino que todo salió bien... ¿no?

El muchacho cambió drásticamente de estado de ánimo. Ahora más alegre, con palabras que salían a raudales y llenas de vida.

- Fue un infierno, Comandante, pero que me aspen si no doy gracias a Dios todos los días de mi vida por tenerlos conmigo. Nunca en mi vida había rezado tanto para que salieran ambos bien. Y luego... Dios... aún creo que tengo la marca de la mordida de Karen en mi brazo por las contracciones. Aunque reconozco que es bello ver a tu hijo nada más nacer, pese a estar lleno de sangre.

- ¿Y cómo es ahora?

- Mike es un chiquillo lleno de vida. Atlético... nunca para de correr. Mi madre dice que saldrá a mí. Quizá él si pueda aprovechar la beca deportiva que yo no. Sólo tenemos que apretarle un poco más para que refuerce en lenguaje e historia... pero mejorará. Lo sé.

- A todas estas... sigo sin entender ¿Por qué entraste al Ejército? Podrías haber trabajado de cualquier otra cosa más cerca a ellos.

El joven se removió un poco incómodo en su asiento, terminando de beber la poca cerveza caliente que le quedaba.

- Mi padre era del ejército. Desde que era pequeño he crecido escuchando sus hazañas... y lo bueno que era en su trabajo. Cuando tenía pesadillas por la noche, él venía a verme a mi cuarto y me contaba que no tenía nada que temer, porque él siempre estaba luchando allí fuera, en cualquier país, para que precisamente los niños como yo tengamos un futuro el día de mañana y podamos cambiar el mundo.

- Creo que al final es la misma razón por la que todos estamos aquí – intervino Davon, concentrado en las cercanas estrellas-. Para proteger a la gente que amamos.

- Exacto – continuaba Tyson-. Precisamente por quién era mi padre, y por mi necesidad de saber que yo estaría haciendo algo para proteger el futuro de Mike y Karen, me alisté en el Ejército. La idea era seguir como soldado raso y no solicitar ningún destino. Pero os conocí, y me dije "Aaron, alguien tendrá que salvar el culo a estos chiflados". Así que he terminado a miles de kilómetros de mi familia, ahorrando para pagarle a mi chica la mejor boda de todas y rezando para seguir vivo un día más porque mis compañeros no harían nada sin mí.

- Yo también te quiero, bicho – decía de manera sarcástica Simone, provocando risas en el resto de presentes.

Hope,por su parte, volvió a sumergirse en sus pensamientos, digiriendo toda la información de su cabo primero, preguntándose... ¿por qué nunca pudo tener hijos?

Soldado HopeWhere stories live. Discover now