Veintiséis

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Después de todo lo que paso con los animales de Adrian no tuve la oportunidad de hablar con Diego.

Es de noche y escuche que tocaron la puerta de mi cuarto. Al abrirla me tope a Diego.

-puedo pasar la noche aqui?- me dijo
-pasa
-Giorgio ronca mucho y no me deja dormir- aclaro Diego y yo me reí

Abrí mi armario y saque una cobija para hacerme un tendido en el suelo.

-hay sido siente espacio en la cama no tienes que dormir en el suelo- dijo Diego

El se metió en la cama dejando sus muletas recargadas en la pared junto a la cama y se tapo con el edredón, no sin antes quitarse la camiseta quedando en short.

Yo estaba en pijama así que me metí a la cama y me acosté viéndole como se relajada su respirar.

-no te conteste lo que me preguntaste en la tarde
-que cosa?
-Moni no finjas se que lo sabes, antes de ser abruptamente interrumpidos
-no respondas si no quieres
-lo hice porque estaba tan ebrio que creí que eras tu, Leila finjia ser tu hasta que te vi a lo lejos platicando y riendo con ese tío, me dieron celos así que la seguí besando pensando que así tu te fijarias en mi y no en el
-suena muy tonto, pero te creo
-yo no quise gritar te, solo que me sentí estúpido al querer justificarme, sabes yo nunca había sentido nada parecido por nadie antes y creo que estaba enfermo
-tranquilo, yo creo que es mejor esperar a que todo lo del accidente pase para saber lo que en verdad sentimos, por cierto como esta tu pie?
-esta muy bien, ya quiero que me quiten el yeso.

El levanto la cobija y me dejo ver su pie con yeso, pero me dio frío el aire que en entro así que el la bajo de nuevo y me halo a el y me rodeo con sus brazos, estábamos demasiado cerca, el me dio un beso en la frente y sonrió.

-tienes unos ojos preciosos peque
-gracias- dije poniendo me roja

El seguía tranquilo y su relajación era tanta que me la contagia, lo miraba tranquilamente y el a mi, sin decir nada solo nos mirábamos.

Sus labios esponjoso y suaves estaban parcialmente abiertos, húmedos y tentadores, me tentaban a besarlos y unirlos con los míos. El miraba mis labios, lo sabia. No pude evitarlo más así que lo besé, lo besé y lo volví a besar.

El me rodeo de nuevo en sus brazos y me besaba, sus labios me sabían delicioso, frescos y suaves, excitantes.

El acariciaba mi espalda levantando mi blusa y yo acariciaba su pecho, no podía parar. El era mi peor droga, la mas adicta de todas.

El me subió sobre el y pude sentirlo, estaba igual excitado que yo, solo que al se le nota más físicamente. Diego movía sus manos a mi abdomen y las fue subiendo, yo mordí su labio inferior y el himio en un sonido grave y profundo.

El tenia sus manos en mis pechos y hemi en su boca y lo hice parar.

-para por favor- dije
-que pasa?
-estoy nerviosa, nunca lo he hecho- dije roja a mas no poder.
-esta bien, esta bien- me dijo el y me volví a acostar a un lado de el -sabes yo tampoco lo he hecho con nadie
-no seas mentiroso- dije entre risas
-enserio, por que no me crees?

Le di un beso en la nariz y nos quedamos dormidos.

Temprano por la mañana todo transcurría normal con excepción que Adrián no había bajado a desayunar. Le dolió mucho la perdida de sus bichos.

Nosotros fuimos a la escuela pero como Adrián no salio de su cuarto nos fuimos amontonados con los trillizos. Eramos los trillizos, los gemelos y Diego y yo.

-toma- le dije a Diego sacando un paquete envuelto de mi mochila una vez que llegamos a la escuela
-que es esto?
-tu regalo de cumpleaños atrasado
-lo puedo abrir ahora?
-si claro, no son calzones lo prometo

El río y comenzó a quitarle la envoltura al regalo.

-que es?
-es una libreta para que escribas tus canciones en ella
-muchas gracias Moni eres la mejor....- no pudo terminar porque llego Bella y Elena gritando.
-oigan ustedes que piensan de la pizza con piña?- dijo Elena
-es una abominación- dije
-me da igual- dijo Diego
-como que te da igual esto es serio- dijo Bella -como puedes estar feliz de que pongan piña a tu pizza?
-yo soy español no cuenta mi opinión- se escudo Diego
-mi opinión cuenta menos yo soy mexicana- dije yo
-mierda es verdad- dijo Elena

Ambas siguieron peleando y entrando a la escuela. Nosotros hicimos lo mismo, cada uno se fue a su clase pero no sin antes ayudar a Diego a subir por las escaleras pues aun batalla con las muletas. En un mes le quitan el yeso.

Ya empieza a hacer frío ese pie le causara problemas. El otoño y el invierno en Florencia son muy duros.

Estaba camino a mi salon cuando un brazo rodeo mi hombro.

-hola guapa- dijo Ale
-hey donde te habías metido?
-estuve fuera de la ciudad por salud de mi abuela
-Elena no me dijo nada
-no esa abuela, mi abuela de parte de mi mamá, esta delicada de salud y fui a Verona
-y como esta?
-esta mejor, pero tiene lapsos en los que no reconoce a nadie y no sabe ni quien es ella.
-lo lamento

El resto del día estuve pensando en Diego, lo que hicimos anoche, en como sabían sus labios y en como sus manos recurrieron mi cuerpo. La piel se me eriza y me interrumpen los pensamientos Ramon golpeando el respaldo de mi asiento.

-señorita Monica, interrumpo algo?- dijo el maestro de literatura
Todo el salon me miraba y yo me puse roja
-Cual es el autor de las mil y una noche?
-supuestamente el-Gahshigar
-porque supuestamente?
-porque es una recopilación por lo tanto no se sabe a ciencia cierta el autor original
-muy bien Saldaña
-hay algo que no sepa la princesita azteca?- dijo con burla una de las sulipantas que siempre tratan de atacar me sin éxito
-es que ella si tiene cerebro no como tu involucionada- dijo Elena

Yo y mis diez hermanos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora