¿Qué tanto conoces sobre el bien y el mal?
Ángeles, demonios, arcángeles, espíritus y más; todos ellos se mezclan entre nosotros, pero de una manera sutil, casi imperceptibles para algunos, aunque demasiado evidentes para otros.
Existe una especie b...
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Martes 09:55 am
Por fin he llegado, es una casa bastante antigua; bueno, más bien una mansión con un toque Victoriano no acorde con esta época. Es bastante antigua, la energía maligna es lo suficientemente fuerte para marchitar el jardín delantero. Me preparo mental y espiritualmente antes de entrar; cuando me dispongo a tocar la puerta, alguien la abre dejándome con la mano levantada; es una señora de edad y luce un velo típico de las mujeres que rezan cada domingo en las iglesias.
-Señorita, adelante, la estábamos esperando- dice entre toces levantando su rostro con los ojos entrecerrados como intentando detallar mi rostro.
-Gracias- le respondo algo extrañada - ella les ha anunciado mi llegada ¿Cierto?- pregunto mientras trato de examinarla.
-Sí, nos ha prohibido que le abramos; ahora está en su cuarto amarrada en la cama como usted ha pedido- dibujando una sonrisa algo malévola para mi gusto, dándome señal con su mano para que entre a la casa.
-Muchas gracias, esto me servirá mientras preparo el sitio para el exorcismo- mientras cruzo la puerta un gran aura me estremece. Realmente hay un demonio fuerte en esta casa.
En la entrada hay candelabros a los lados de las pareces tapizadas y unas luces de techo viejas que dan un poco de claridad; no solo la construcción es antigua, también lo son las cosas en su interior, los cuadros, los muebles, las cortinas; es como si estuviera detenida en el tiempo.
La anciana me dirige a la habitación que solicité para el ritual, antes de llegar a la mansión. Aunque no me gusta realmente este tipo de prácticas, esta semana se han presentado muchas manifestaciones y cada vez más fuertes, por eso el Cardenal me ha encomendado venir aquí y averiguar si este demonio sabe algo sobre los sellos y quién les está ayudando a manifestarse.
Mientras paso hasta el fondo de la casa por un largo pasillo adornado con cuadros, me acerco por algunas habitaciones que yacen con las puertas abiertas; hay grupos de oración y reprensión de las fuerzas malignas, mujeres y hombres al unísono en sus rezos; pero es inútil, todos ellos al igual que la anciana que me abrió la puerta, están impregnados que la energía maligna que les empieza afectar física y mentalmente.
Al pasar veo en una de las habitaciones algunos hombres con arañazos y mordiscos producidos, al parecer, por el demonio; ven las noticias mientras una mujer joven cura sus heridas. Se percatan de mi presencia y me miran con sigilo, sus miradas son inquietantes. Me detengo un instante frente a la puerta.
-Ellos son mis dos nietos y él es mi hijo Samuel, el padre de Adrianita- me dice al ver mi curiosidad mientras continúan sin decir una palabra, pero realmente no son ellos quienes captan mi atención, sino la noticia transmitida en ese instante.
"...El Cardenal Jacinto De Luca estará arribando en los próximos días al país, aunque se desconoce el motivo de la visita sorpresiva..."
