CAPITULO 6 - Ammy Torres

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Se encuentra sobre mí, me aferro a ella como si con eso evitara su partida

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Se encuentra sobre mí, me aferro a ella como si con eso evitara su partida. Sus dulces ojos dicen que no es mi culpa y su suave mano acaricia mi rostro intentando calmarme. Con desesperación busco la herida para detener la hemorragia, pero hay mucha sangre. Estoy abatida, envuelta en llanto y ella solo me mira con amor, convencida de lo que vendría. Intento salvarla, sé que puedo hacerlo pero no entiendo por qué no funciona.

He curado a otras personas en peores condiciones, pero esta vez... por qué esta vez no pasada nada. Entre mis dedos siento su sangre destilar, estoy empapada. Si tengo un don ¿Por qué no puedo usarlo cuando lo necesito? Me cuestiono sin parar de intentarlo.

Puedo ver a Henry a unos metros de nosotros y el arma a su lado, él era como mi hermano y ahora me acaba de quitar a la persona que tanto amo. A él no lo salvaría si pudiera, jamás lo haría. Ella no estaría de esta manera sino... sino la hubiese... es mi culpa, ni siquiera es por Henry, realmente fui la culpable de todo. Sus ojos se cierran lentamente, intento que reaccione pero no lo hace, no lo hace...

De golpe despierto, me siento sobre mi cama recostando mi espalda en la pared y abrazo una de mis almohadas para tratar de tranquilizarme –otra vez ese sueño- lo he tenido en varias ocasiones desde que murió... creo que aunque quiera superarlo, en mi interior aún me responsabilizo por lo sucedido.

Miércoles 00:55 m

Me recojo el cabello, hace mucho calor. Me levanto y me dirijo hacia la ventana, está oscuro; me apoyo en la baranda y tomo un poco de aire; es fresco y me ayuda a tranquilizarme. Hoy hace un año desde que todo sucedió, pero no puedo dejar de ver su rostro en todos lados. Es el aniversario de su muerte. Creo que con esto dejaré de visitarla cada mes, ahora será mejor hacerlo anualmente, de lo contrario no podré superarlo.

-Quizás me vaya de viaje ¡Sol, playa y muchas compras!- grito en voz alta desde la ventana extendiendo mis brazos para alejar la tristeza que me invade.

-Cállate loca, es la una de la mañana- Me grita la vecina de la torre de al lado, trato de ubicarla con la mirada. La recuerdo, es de esas que se sientan en el jardín de la unidad cerca a la portería para enterarse de todo lo que sucede con las personas que vivimos aquí.

­-¿Y quién te crees tú para callarme? Sé quién eres y he visto como vistes. Ve al gimnasio y deja de comprar ropa en descuento de la temporada pasada ¡Celulítica!-

Veo cómo termina de asomarse con su pijama ancha, en su cabeza tiene rulos para el cabello. Es tan de los noventa.

Vuelve a decirlo maldita muñeca de vitrina –me grita levantando unas tijeras que tiene en su mano- también sé quién eres y te cortaré ese cabello tan bonito que tienes, te dejaré calva-

-Soy cinta negra en Taekuondo y tambié... cuando iba a alardear de mis dotes para intimidarla, grita otra voz ronca y cansada.

-Cállense las dos maldita sea, par de brujas y les daré un tiro- es el viejo cascarrabias del piso siete de la misma torre, saca un rifle de caza en sus manos bastante temblorosas y hace un tiro al aire.

El Portal de los DemoniosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant