El día veinte

1.6K 218 51
                                    

Ha pasado más de una semana desde que Jocelyn me presentó a Los Siete y cuatro días desde que hallé la libreta en la habitación de C. Y hace dos días me desperté en mi habitación tras aquel ataque, desde entonces nada fuera de lo común ha sucedido. Nadie ha venido a buscar respuestas, es como si no hubiese sucedido nada. Todo el mundo cree que dormí esos dos días a causa de mi insomnio, es lo que R les contó, y según él en realidad es bueno, pues me ayudara a estar más despegada. Sea lo que sea, debo intentar aprovecharme de esta situación, estar en alerta y ser más precavida para la próxima vez.

Estos últimos dos días, me he dedicado a observar cómo entrenan los Siete en la habitación de realidad virtual, tal y como lo hice con Cuatro aquel día. Esta mañana en probarlo es número Seis pues los otros ya lo han hecho los dos días anteriores.

Desde el pequeño habitáculo le observamos entrar. Seis mira a todos lados, y finalmente sus ojos se detienen en el lugar en el que nos encontramos Jocelyn y yo.

— ¿E, te parece buena idea si combinamos titanes y robots súper avanzados, en un mundo totalmente desbastado? —me pregunta Jocelyn. Yo no le respondo, me mantengo en silencio. Ella simplemente termina haciendo lo que quiere.

La lucha empieza bien. Es verdad, realmente son fuertes, y Seis no es la excepción. De un solo golpe acaba de derribar al titán. Todo va bien hasta que un robot le dispara en la pierna, entonces yo me sobresalto al ver esto.

El titán aprovecha, que Seis está reducido para colocar el gigantesco pie sobre su cabeza. Cada vez presiona más y más. Seis empieza abrir la boca, no emite ningún sonido, pero estoy segura de que le duele. No grita, pero su expresión es de dolor. 

Tengo que hacer algo.

— ¡Detén el simulacro, Jocelyn! —le suplico, prácticamente— ¡Detenlo!

— ¡Qué dices, si ahora es cuando se pone divertido todo! —emite un risa estúpida. Y yo, aunque me enfado, sigo suplicándole.

— ¡Detenlo! —Vocifero— ¡Qué lo detengas! te lo ordeno ¡Lo va a matar!

—Luego se hará otro, tú no te preocupes. Además, si se deshace de Seis será mejor, es un inútil —. Emite una carcajada.

—Hablas como si fuese algún producto reemplazable —añado, condenando su respuesta.

La impotencia que me ahoga va en aumento a cada segundo que pasa, además mis ojos me amenazan con unas lágrimas. Estoy demasiado nerviosas, así que debo controlarme, pero verlo ahí a él, en esa situación. No puedo más, miro a mí alrededor y veo el botón rojo de urgencias. Me acerco y presiono con toda las fuerzas posibles, luego presiono las clave para abrir la puerta de la habitación. Salgo corriendo hacia él.

Lo tengo cerca y me doblo sobre mis rodillas y le ayudo a incorporarse.

— ¿Estás bien, Ta...? —me detengo antes de decir algo indebido— ¿Estás bien? —Pregunto bastante angustiada, sobre todo cuando veo salir sangre de su nariz. —dime algo ¡por favor! —le suplico, sin embargo, Seis no responde, simplemente se pasa la mano por encima para retirarse la sangre, y se aleja de mí, cojeando.

Yo voy detrás de él todavía bastante angustiada.

Cuando él finalmente sale, la puerta se cierra repentinamente de par en par. Intento abrirla y no cede. Los nervios previos que ya se habían menguado vuelven a aparecer si cabe aún más hasta que escucho la voz de Jocelyn hablar por el altavoz. Decido alejarme de la puerta y colocarme un poco más en el centro del lugar.

—Creo que te mereces un castigo, por haber interrumpido el entrenamiento de Seis ¿no crees?

—¡Deja de decir estupideces y abre la puerta! —grito completamente histérica.

LOS SIETE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora