Capítulo 17

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— ¿Estaban besándose? —me pregunta incrédula Paula desde el tocador de nuestra habitación.

—Besándose es poco... —Señalo en un suspiro.

Termino de ponerme las dichosas medias oscuras. Se nota que el buen tiempo ha terminado definitivamente. A decir verdad, ha durado más que otros años. Inglaterra no es famosa por sus cálidos días.

Observo a Paula, qué está aluciando con todo, y me doy cuenta de lo rápido que he asimilado todo lo que ha pasado. No sé si es porque en el fondo me lo esperaba o porque soy más fría que un tempano. Al recordar las incansables lágrimas de anoche, descarto la segunda opción. A decir verdad, ¿qué voy a esperar de Matt? No me extraña en lo más mínimo.

Termino de detallar el resto de acontecimientos a mi amiga mientras nos terminamos de preparar para ir a clases. Paula se sienta varias veces en el sofá sin llegar a creérselo. Y pensar que se ha sentido mal durante muchas semanas por sentir algo por Chris. Ni siquiera acepto salir con él sin el consentimiento de Sam.

Una vez en el comedor lo primero que hago es buscar a Bruno con la mirada. Me disculpo con la parejita; que están ya en su número mañanero de besos y caricias. Y me dirijo hacía el rubio. Está sirviéndose un poco de café y me cuelo a su lado. Sostengo la jarra de zumo de naranja y empiezo a servirme bajo sus ojos divertidos.

Buongiorno sciocchi. —"Buenos días, tonto" le digo dándole un bollo de mantequilla. Sé que le gustan. Lo sostiene y le da un bocado grande.

Buongiorno sciocco. —"Buenos días, tonta" dice con la boca llena de migas. Se pasa las manos por la boca, y con media sonrisa, agrega—. ¿Hai dormito bene?

Achino los ojos como respuesta a su «¿Has dormido bien?». Mi maquillaje oculta la única prueba de mi desastrosa noche. Al principio, estuve aguardando a que Sam regresase a la habitación para reclamarle una explicación, pero tras esperarlo suficientes horas me di por rendida y las lágrimas ocuparon la mayor parte. Soy muy consciente de que está evitándome, pero no podrá hacerlo mucho tiempo. Y tarde o temprano, se las verá conmigo. Bruno me estudia con sus ojos desaliñados mientras me sumerjo en mis pensamientos; no dice ni una sola palabra, y eso me tranquiliza. Sabe perfectamente que necesito mi tiempo.

—Aún no los he visto... —Señalo. Sus ojos se mueven por la sala, supongo que buscando a los traicioneros del año.

—Si necesitas cualquier cosa, lo que sea... puedes decírmelo.

—No te preocupes, para lo que tengo en mente, no necesito ayuda. —Sus ojos se abren ligeramente, entre la sorpresa y la diversión—. Nos vemos ahora, ¿no?

—Como siempre, compañera de clase. —Me guiña un ojo antes de volver hacía su mesa de siempre.

No puedo evitar quedarme embobada con su movimiento de caderas. Perdón, corrijo: con su movimiento de trasero. Siempre ha bajado a desayunar en chándal, y hoy especialmente, lleva un pantalón ancho gris ceñido a las cinturas que le hacen un culo de infarto. Sumergida en mis pensamientos ósenos, ignoro completamente a Matt, que ha entrado en el comedor y ahora avanza directo en mi dirección. ¿Cómo es capaz de tan siquiera dirigirme la mirada? Lo enfrento y pongo las manos en jarra. Su sonrisa, fingiendo que todo está como siempre, consigue sacarme completamente de mis casillas.

— ¿Cómo estás, nena? —Pregunta en alto para disimular. ¿Enserio se cree que voy a seguirle el rollo? ¿Pero este tío que se ha creído?

Intenta acercarse a darme un beso en la mejilla y aparto su cuerpo de un manotazo.

—Ni se te ocurra ponerme una mano encima, cretino. —Le espeto furiosa. Mira hacia su alrededor nervioso, avergonzado, sin saber cómo ocultar lo que ha pasado.

OLVÍDAME. Esto es la guerra - CompletaWhere stories live. Discover now