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Silvia

Termino de recoger mis cosas para después salir por la puerta con la maleta. Al llegar a la planta baja, la recepcionista me mira con pena.

—Disculpa—Me quedo quieta al escuchar que alguien me habla en español. Me giro rápidamente encontrandome con ella.

—¿Habla español?

—Si.—La chica me mira—Lamento no haberme comunicado contigo así antes cuando veia que no me entendias.

—Da igual.

—¿Tienes donde ir?—La miro antes de negar con la cabeza—Vale, vamos a hacer una cosa. Vuelve a la habitación y quedate ahí, ya me la pagarás.

—¿Porque haces esto? ¿Porque me ayudas?—La miro desconcertada.

—Porque me recuerdas a mi hace dos años cuando llegue. Yo tampoco sabia el idioma y no tenia dinero.—La chica pone su mano en mi hombro—Aunque se como conseguirlo.

—¿Como?—La chica mira a los lados antes de hablar.

—Será mejor que vuelvas a la habitación, luego subo y te lo digo.—Asiento lentamente—Me llamo Susana.

—Gracias...

Camino de vuelta al ascensor, no sin antes volver mi vista a Susana. ¿Cuál será esa forma de conseguir el dinero? ¿Debería llamar a mi madre o a Álvaro para que me mandasen el suficiente como para volver?

Álvaro

Dejo caer el cafe en la taza sin sacarme de mis pensamientos a Silvia. Remover mi pasado ha hecho que la eche más de menos. Oigo como alguien entra, pero no me molesto en ver quien es.

—¿Qué tal?—La voz de Marta suena suave.

—Bien—Cojo la taza y camino hasta la puerta pero me detiene.

—Hay una cosa de Silvia que creó que deberías saber.

—No se que tan importante puede ser eso que debería de saber , pero no quiero saber nada de ella.

Salgo de la sala de descanso dejando a Marta con la palabra en la boca. Al llegar a mi consulta dejo la taza encima de la mesa para después volver a coger la foto. ¿Porque me has hecho esto Silvia? ¿Porque me has dejado solo?

—Doctor...—Me giro viendo como una enfermera me habla—Una ambulancia acaba de traer a Victoria Arriola, esta en reanimación.

—Vamos—Salimos rápidamente de la consulta. Corro por el pasillo hasta llegar a la puerta de reanimación, por la pequeña ventana veo como Diana esta intentando reanimarla.—¿Que ha pasado?

—Ha llegado en parada, estamos intentando reanimarla sin mucho éxito.—Diana habla mientras que sigue practicando la RCP a Victoria. Me llevo las manos a la cabeza, notando como poco a poco algo se rompe dentro de mi.—La hemos perdido.

No... No puede ser...Me acerco a la cama y apoyo mis manos en ella sin dejar de mirarla.

—¿La conocias verdad?

—Si, era paciente mia esta ingresada en paleativos por una neoplasia terminal. ¿Como lo sabes?

—Ella me lo dijo. Me la encontré en el pasillo, quería salir un momento del hospital.

—¿Salir? ¿a donde?

—No lo sé. Solo me dijo que era una sorpresa... Para ti.—La vuelvo a mirar y levanto mi mano para acariciar su pelo, pero en el último momento me arrepiento.—¿Estas bien?

—Si, si no pasa nada. ¿Sabes si llevaba algo en la ambulancia?

—Si—Diana me señala un bolso encima del carro.

Me acerco a él y lo cojo. Me dirijo a la puerta y antes de salir vuelvo mi mirada a ella, por última vez.

Camino lo más rapido que puedo a mi consulta. Abro el bolso y saco un pequeño sobre de dentro. Noto como se me pone un nudo en la garganta. Lo abro y saco de dentro unas cuantas fotos. Fotos de cuando yo era pequeño. Las miro una a una notando como mis ojos comienzan a humedecerse. Me giro y abro el cajón sacando la peonza.

Ya esta, esto es lo único que me ha quedado de mi madre. Un trozo de madera y cuatro fotos, nada mas...

Ya no puedo más, comenzando a llorar.

Silvia... Te necesito tanto...

Solamente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora