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    5 meses más tarde

Silvia

Observo el anillo que adorna mi dedo anular perdida en mis pensamientos mientras que con la otra mano muevo la leche sin intención de bebermela. La verdad es que no se porque me la he preparado.

—Buenos días—Alex pasa por detras mía dejando un beso en mi coronilla.

—Buenos días...—Mi voz debe de sona mucho peor a lo que me pensaba, ya que Alex se gira a mirarme.

—¿Te pasa algo?—Se sienta en la silla de al lado mia como cada mañana.

—No

—¿Te has dado cuenta de que hace días que salimos de cuentas, Silvia?—Alex me mira ilusionado.

—Claro que lo se. Te recuerdo que soy yo la que esta embarazada.—Alex me mira fijamente.

—¿Me vas a contar que te pasa o no?

Me levanto de la silla como puedo cogiendo la taza llena. Camino hasta el fregadero tirando la leche por él.

—¿Que es eso que te preocupa tanto que ni siquiera has desayunado?—Alex se gira en la silla para mirarme.

—Hace mucho que no hablo con mi madre—Miro al suelo temiendo por lo siguiente.—A lo mejor podrías dejarme tu movil para hablar con ella, solo 5 minutos...

—Silvia, sabes muy bien que eso incumple las normas—Alex vuelve su mirada al cafe mientras habla—Cuando nos casamos dijimos que nada de teléfonos, ni de salir a la calle.
—Me asfixio aquí sola todo el día sin poder hablar con nadie, ni salir a dar un paseo.

—Pues hazte a la idea de que va a seguir siendo así.

—Tengo miedo, Alex.—Este se levanta mirándome—Tu mismo lo has dicho, ya hemos salimos de cuentas y en cualquier momento me puedo poner de parto.

—¿Y?

—¿Y si estoy sola cuando eso pase? Sin poder llamar a nadie para pedir ayuda.—Mi voz suena desesperada.

—¿Eres médica, no? Seguro que sabes hacerlo tú solita.—Niego.

—Estos dos últimos meses no hemos ido a la revisión. No sabemos si el niño esta bien colocado. ¿Y si hay alguna complicacion? ¿Y si el niño no viene de cabeza, o necesito una cesárea?

—En ese caso, seria muy mala suerte que te pusieras de parto cuando yo no este.—Alex se acerca a mi, poniendo su mano en mi mejilla—No pienses en lo que pueda pasar, y sí en que dentro de unos días tendremos al niño con nosotros.

—No puedo pensar en eso, si existe la posibilidad de que todo se vaya a la mierda por tu cabezoneria.

—Silvia me tengo que ir—Alex sale por la puerta. Salgo detrás de él viendo como se pone el abrigo.—Luego te veo.

Alex se acerca a mi dándome un beso en la mejilla. Abre la puerta de la calle, saliendo por ella. Oigo como echa la llave como todos los días, dejándome sola entre esas cuatro paredes.

Camino hasta el sofá dejándome caer despacio en el sofá. Pongo la tele para no sentirme tan sola, mientras pongo mis manos en mi vientre.

—Espero que no haya ninguna complicación pequeño. Eres lo único que me queda de tu papa—Apoyo la cabeza en el respaldo del sofá, rezando porque no este sola en ese momento.

Abro los ojos notando una gran punzada en mi vientre. ¡Joder, no!

Me pongo de pie despacio caminando hacia la puerta. Abro el pequeño cajón del mueble de la entrada, viendo que esta vacío.

—¡Ayuda!—Golpeo la puerta con la esperanza de que algún vecino me escuche—¡Joder!—Me agacho intentando asi mitigar el dolor. —Ayudadme... Por favor

Camino hacia el sofá de nuevo pero antes de llegar me deslizo por una de las paredes hasta el suelo.

—Joder cariño, no tienes otro momento para nacer...—Intento normalizar la respiración, dándome cuenta de que aun tardaré en dilatar lo suficiente como para darle tiempo a Alex para llegar.

Espero no tener aue hacerlo yo sola...

Solamente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora