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P.O.V. Camila

— Sofi, ya hemos estado mucho tiempo aquí, vayamos a acomodar nuestras cosas, tenemos muchísimas cajas por vaciar. -dije levantándome del escalón donde estaba.

— Kaki, un poco más, por fiii. -respondió ella con esa carita de cachorrito abandonado, pero no iba a caer ante sus chantajes.

— He dicho suficiente, si no quieres ayudarme ve a la casa de la vecina y quédate con mamá, no puedes quedarte sola en el patio. -me dispuse a entrar a la casa y oí rezongar a mi hermanita, pero finalmente entró a la casa antes de que yo cerrara la puerta.

Me fijé que en la planta superior ya habían luces y las ventanas estaban abiertas, subí y comencé a buscar dónde habían colocado mis cosas. Abrí la primera puerta hacia el final del pasillo, la primera habitación era la de Sofi, porque vi que habían colocado allí su cama con temática de Frozen.

— No está tan mal mi habitación, eh? -oí decir a Sofi, me dio un gran susto, no la escuché seguirme, pensé que había quedado en la sala.

— No, pero no se compara a la habitación que tenías en Cuba. -respondí cortamente.

— Pero mamá me dijo que poco a poco dejaría esta habitación igual a la anterior y eso es genial. -volvió a decir mi hermana. Esperaba que esa promesa se cumpliera pronto. 

Salí de allí y continué mi recorrido, fui hasta la otra puerta que estaba frente al dormitorio de mi hermana y era un baño comunitario, era pequeño pero aceptable, caminé un poco más hacia el frente de la casa y abrí otra puerta, esa era la de mi madre, entonces significaba que la habitación restante era la mía, entré y quedé satisfecha, era espaciosa, tenía ventanas hacia el patio delantero y en la parte lateral, lo mejor era que me dejó con la habitación más grande. Entré y le eché un vistazo, fui hasta una puerta pensando que era un armario, pero para mi sorpresa era un baño, tenía mi propio baño, fui hasta el armario y realmente era espacioso, me estaba gustando, no del todo, pero podría ser peor, no?

— WOW, tu habitación está de lijo. -comentó mi hermana entrando y mirando todo.

— Algo así. -respondí.-  Bueno Sofi, hay que desempacar. Ella asintió y fuimos hasta las cajas que quedaron abajo. Los ineptos de la mudanza no fueron capaces de subir las cajas a las habitaciones. Poco a poco con Sofi conseguimos subir algunas cajas, nunca me había cansado tanto en la vida, no estaba acostumbrada a esto.

— Niñas? Están arriba? -oí la voz de mi madre. Dejé de lado lo que hacía y bajé.

— Estábamos ordenando nuestras cosas. -dije al llegar a la planta baja.

— Me parece genial. Sofía, baja porque nos vamos a comer, el taxi nos espera. -gritó mi mamá.

— Por lo menos dame tiempo para cambiarme de ropa, no pienso salir a la calle pareciendo una indigente!

— Entonces apurate o te quedas. -respondió mi mamá sin rodeos.

Corrí hasta mi habitación y busqué entre las cajas algo para usar, por suerte encontré mi falda blanca, una sudadera con el nombre de mi artista favorita, Taylor Swift. Me cambié rápidamente y bajé, mi madre y Sofía ya estaban esperándome en el patio, al salir cerré la puerta y mi madre le puso el seguro.

Ya en el taxi pedimos ir a Burger King, pero Sofía prefería McDonald's y como íbamos discutiendo mi mamá optó por ir a Pizza Hut, aunque hubiera preferido Burger King, me parecía mejor una pizza.

Llegamos y el lugar estaba prácticamente lleno, al parecer a los norteamericanos realmente les gustaba comer pizzas, por suerte conseguimos un lugar libre, nos sentamos y enseguida nos vinieron a tomar la orden. Yo pedí pizza corrida, así podría disfrutar de cada una de las pizzas, Sofi pidió lo suyo y mi madre no pidió nada, dijo que la comida no le había sentado bien.

— La vecina tiene una hija, es un año menor que tú. -comentó de pronto mi madre, la miré y arqueé una ceja. En realidad poco o nada me interesaba de los vecinos.

— Hummm. -dije mirando mi teléfono.

— Cuál es su nombre? -Sofía como siempre con sus preguntas inoportunas, para qué quería saber el nombre?

— Lauren, su nombre es Lauren Jauregui. Pensé que sería bueno que hagan amistad con ella, pues asistirán a la misma preparatoria. -eso hizo que casi me tragara mi lengua, dejé el teléfono y miré a mi madre.

— Cómo? Qué acabas de decir? -dije atónita. Nos había inscripto en alguna preparatoria de mala muerte?

— Camila, es uno de los mejores de Miami, los vecinos no son tan pobres como piensas, no es tan malo estar aquí. -me reprendió mi madre. — Si no quieres ir a la misma preparatoria te puedo conseguir fácilmente un lugar en alguna preparatoria de barrio.

Bufé y no respondí, extrañaba todo de Cuba, por qué mi padre tuvo que arruinarlo todo?
Ahora era un fugitivo de la ley y no sólo eso, el muy idiota se metió con unos mafiosos que se quedaron con todo lo nuestro, casa, vehículos, dinero, se robaron mi vida. Ahora también debíamos escondernos, de esos mafiosos y de mi propio padre, el responsable de que todo esto esté sucediendo.

Ahora debía comenzar desde cero, todo gracias a mi padre. Dejé de pensar en ello cuando nos comenzaron a servir las pizzas, comí todo lo que pude, una vez que terminamos de comer, mi madre pidió la cuenta y la pagó. Salimos y esperamos un taxi, no demoró mucho, entramos y mi madre le dio la dirección.

El viaje a casa fue en total silencio, iba observando las luces de los grandes carteles luminosos, ofreciendo servicios, otros con vídeos musicales, etc. Llegamos a la casa y lo único que quería era darme un buen baño y dormir.

— Iré a bañarme. -informé.

— Estaremos sentadas aquí. -respondió mi madre, sentándose en una hamaca de madera que colgaba en el porche.

Me dirigí a la puerta y cuando giré el pomo oí a Sofía preguntar;

— Es aquella la hija de la vecina, mami?

Accidentalmente Enamoradas  (CAMREN G!P)Where stories live. Discover now