El ejército rebelde

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Capítulo 5:

Los rebeldes que habían conseguido huir de la masacre, galopaban como alma que lleva el diablo, ya que sabían que no iban a tardar en darles caza. Se dirigían al sitio donde habían acordado quedar cuando hubieran sacado a Ghali y sus proscritos de la cárcel. Allí deberían encontrase al ejercito rebelde, compuesto por 12.000 soldados. Cada día iban reclutando más hombres sin que el rey lo supiera. El plan consistía en plantarle cara en una batalla que decidiría el futuro del reino. Un cuerno indicó a los rebeldes que sus enemigos habían dado la alarma y, posiblemente habría hombres buscándolos por todos lados. Ya habían dejado atrás las murallas del palacio, donde bajo los arqueros había perecido un compañero suyo. Ahora se estaban adentrando en el bosque, temido por los aldeanos, ya que muchos hombres habían desaparecido allí. Según los cálculos de los rebeldes, les quedaba a unos cinco kilómetros al norte de donde se hallaba su punto de encuentro. Corrían en contra del viento, que soplaba raudo. Al cabo de quince minutos cabalgando, los dos rebeldes llegaron al campamento. Unos centinelas les salieron al encuentro y preguntaron por el resto. Los fugitivos les contaron los sucedido, de como Ghali, en un último intento, se sacrificó con sus hombres, para que ellos pudieran escapar. Al saber la noticia, le llevaron directamente a la tienda de su jefe. En ella se encontraron de que estaban, junto a el jefe, Erik y Celeste.

Erik ya llevaba varios días costeando tierra, cuando vieron que un río, que provenía del bosque maldito, se veía. Los hombres cambiaron de dirección a el. El fugitivo le pregunto al jefe rebelde porque cogían ese desvío. Este le contesto porque llevaba directamente al campamento rebelde. Celeste apareció en cubierta cuando Erik se disponía a coger un remo. Erik le preguntó que tal estaba, ya que sabía que los viajes en mar le mareaban. El aludido le contestó que sí. Después cuando se fijo en que se dirigían al bosque maldito :

- ¿Qué hacemos llendo hacía es puñetero bosque?- preguntó Celeste

- Porque allí se encuentra el campamento rebelde- contesto su amigo

- ¿Pero por qué allí?- volvió a preguntar

- Porque es el único sitio donde no buscaría Tambort- respondió una voz femenina a su espalda.

Erik se dio la vuelta de golpe y vio que la muchacha que había hablado era... Persal. El cuerpo del amigo de Celeste se llenó de ira al ver la muchacha feliz mientras ellos ahora podrían estar muertos.

- Que quieres- le dijo con dureza.

- Ya te dije que lo siento- dijo con pena.

- Pero eso no implica que te haya perdonado- le contestó.

- Yo pensaba que solo te tendrían en la carcel y que después te soltarían como hacen con la mayoría- le respondió.

Erik iba a contestar cuando un grito no le dejó contestar:

- ¡Barcaza imperial a estribor!¡Puestos de combate!-

Erik se fue para coger un arco, ya que el suyo se lo habían confiscado cuando estaba preso, un carcaj, escudo y espada. Se fue a estribor para ver como era de grande la barca de su enemigo. Maldijo para sus adentros cuando vio que en ella cabían cien hombres sin contar a los remeros, que eran los que les daban velocidad a la nave. Erik le pasó a Celeste un escudo y espada, ya que arcos no quedaba ninguno. Los rebeldes llevaron al enemigo hacia el río, donde ellos tendrían la ventaja de poder maniobrar con mayor facilidad, aparte de que si hacían el ruido suficiente, atraería a los barcos del ejercito rebelde. Se pusieron en formación de ataque con los escudos en lo alto para parar cualquier lluvia mortal. Dejaron que el barco enemigo se acercara para rociarle de flechas. En la barcaza contraria se escucharon gritos y, dentro de poco, había un centenar de hombres dispuestos para la pelea. El ejercito adversario le contestó con otra descarga. Los dos barcos se acercaron, hasta tal punto que se podía pasar saltando. Los rebeldes saltaron a la otra barcaza, ya que tenían más espacio donde luchar. Saltaron todos a la vez, con los escudos por delante, ya que destrozaron varias lanzas. El principio de la batalla fue sangrienta, porque muchos hombres se abalanzaron sobre ellos. Se pusieron en formación falange, para ganar espacio. El enemigo los intentó empujar al centro del barco, donde los podrían rodear, pero la falange estaba bien formada. Erik recibió un tajo en la pierna, pero se mantuvo firme en la formación. Como sus escudos eran grandes paraban la mayoría de los golpes. Celeste atravesó a uno la garganta y antes de que pudieran reaccionar, ya estaba luchando contra otro. Este hombre era fuerte y de gran altura, que estaba equipado con una lanza larga, espada y escudo. Los rebeldes intentaban ganar espacio, ya que los soldados enemigos intentaban apretarlos contra el borde de la barcaza.

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