Capítulo 10: La bruja (Parte 1)

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— ¡Espera, Erza! ¡Ven aquí! ¡Dijiste que no querías venir conmigo y aquí estás! ¡Eres una...! ¡No, no dije nada, no me hagas caso!

Natsu regresaba de un trabajo, caminando. Estaba molido, cansado y enojado. Después de ocho horas moviendo vacas, le pagaron apenas lo suficiente para comer tres días. Normalmente, por esas horas de quehacer, le daban dinero para toda la semana; encima, en el papel que dejaron pegado al tablón, decía ''labores sencillas y recompensa alta''.

Antes de llegar a su cuchitril, debía atravesar el bosque. Los primeros cien metros, fueron fáciles y algunas mofetas escaparon de su sudor, pues apestaba a recto de puerco. ¿Qué cómo huele eso? No quieren averiguarlo, no quieren. A los 107 metros, vio entre los arbustos, una cabellera escarlata y pensó que se trataba de Erza; la que no lo quiso acompañar. ¿Acaso habría ido a recolectar las fresas plateadas? Eran una especie, no recomendada para el consumo humano. Provocaban urticaria, mareos, crecimiento excesivo del vello corporal...

— ¡Vas a quedar peor que la mujer barbuda, Erza! ¡Detente! —Le gritó, a sabiendas de que si la veía peluda, no resistiría las ganas de burlarse. Todo se trataba de una táctica para sobrevivir. Si quería conservar sus testículos, debía evitar una risa burlona.

Se lanzó encima de ''Erza'', sin preocuparse por donde quedaban sus manos. Erza se bañaba con él, a veces solos y a veces con Gray, ¿qué importaba, si de vez en cuando, había unos tocamientos en partes privadas? A ella no le molestaba. No mucho.

— Eres bastante atrevido, niño... Mira que tocarme los pechos...
— ¡¿Ah?!

Esa no era la voz de Erza. Y ahora que lo notaba, tampoco su talla de busto.

— ¡Lo siento! —Se levantó rápidamente, pidiendo disculpas. — ¡Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento! ¡Pensé que era una compañera de gremio! ¡Lo siento, lo siento, lo siento! ¡Es que son casi iguales!
— Niño depravado, eres tan adorable...

Irene le asestó un codazo en el estómago, casi sacándole el intestino por la boca. Cambió de lugares, estando ella arriba ahora. Se sentó justo sobre su pelvis, como si buscara provocarlo; ¿por qué no? Había ido a Magnolia, con el fin de ver a su hija por última vez, antes de marcharse a cumplir una condena personal. Empezaría una nueva vida, en cuanto abandonara la ciudad, dejando atrás tristezas y errores.

Pero, hasta que abandonara el lugar, era libre de cometer cualquier acto, ¿verdad?

— Vaya, eres fuerte —le dijo, pasándole la mano por el pecho—. Que pectorales, mira tus brazos, tan gruesos y fuertes... Me encantaría que me apretaran...

Natsu no entendía... ¿Ella le estaba coqueteando? ¿Una mujer adulta? ¿Por qué? No había ni una pizca de lógica, si nunca tenía suerte con mujeres de su edad, ¿Por qué una señora intentaba seducirlo?

— ¿Señora?....
— ¡No me digas señora! ¡Me haces sentir vieja! —Irene sonrió, lamiéndose los labios. Todas las mujeres, esperan ciertas cosas de su vida; eso incluye el ámbito sexual. — Niño, ¿tienes una novia? ¿Por eso no te relajas?

¿Novia? ¡No! ¡No había nada como eso! Siempre le decían, que entre él y Lucy, había una especie de relación especial; pero él no lo consideraba un noviazgo. Y estaba seguro, que Lucy pensaba exactamente lo mismo.

— Yo no... No...
— No importa —Irene se levantó, ofreciéndole su mano—. No pienso rogar o abusar de ti, me gusta que los hombres sean feroces. Si deseas verme después, estaré tres días más en Magnolia, nos vemos, niño guapo. Búscame en la salida sur.

La mujer se acomodó el sombrero, dio la media vuelta y se marchó, moviendo las caderas a los lados. Natsu se quedó parado, mirando en dirección a donde ella se fue, preguntándose si era buena idea ir a buscarla.

***

Y esto es lo que tenemos hoy :3 muchas gracias por esperar, el siguiente capítulo, será Natsu x Minerva y el que siga a ese, la segunda parte de Natsu x Irene

Tú y yo (Natsu Dragneel harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora