La casita de Natsu (37)

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— ¿Sabes? Me molesta...

Natsu, echado en la cama de Ume, mientras ella miraba cosas en la computadora; se dio la vuelta para escucharla mejor.

— ¿Qué cosa te molesta? —Preguntó él.
— La actitud de mi hermana —dijo ella—. Debería superar sus traumas con ésa mujer. La perra no volverá, no importa lo mucho que espere, lo mucho que desee que sea de esa manera; no cambiará nada. Nym se ha largado. No le importó nada, no quiso escuchar razones, ni le dio tiempo a protestar. También la extraño, me duele hablar de ella, pero la odio. La detesto y nada cambiará eso. Estoy resignada a la realidad. Por eso, no me pongo a llorar, cada vez que menciono su nombre. Cosa que Yume sí hace. Yo tengo dignidad.

La voz de Yume, sus movimientos y su sonrisa de burla, lo hubieran engañado. Natsu no era muy inteligente, pero si observador y hasta cierto punto, sensible a las emociones de las otras personas. A él no se le pasó, ese cerrado de ojos, demasiado largo para ser un pestañeo o un tic involuntario. Ella quería llorar también. Y por razones, que sólo el monstruo entendía, no lo haría frente a él. ¿No se suponía, entre otras cosas, que eran pareja? Claro, a escondidas, aun así... Debía haber algo de confianza, ¿no? Ume lo vio llorando en el pasado, cuando estuvo haciendo berrinches por lo de Dimaria.

— Deberías ir a verla —Ume, puso un video en YouTube, sobre gatos asustándose con pepinos—. En su estado, puede ser peligroso, que esté encerrada. Imagínate si se corta las venas, con galletas de animalito o una barra de mantequilla.

Escuchó la puerta. Natsu, no la cerró, después de irse.

No le sorprendió, ni un poquito, que él acudiera a ese lugar. Ella dijo que no. A Natsu no le importaron sus palabras. Y muy dentro, demasiado adentro de sí, Ume sabía que quería ir a verla. ''La sangre llama'' dijo una voz en su cabeza, a la que calló, sacudiéndose. Familiaridad, lazos sanguíneos, cariño... Como sea, que se llamara aquello, que te obliga a ver a tus familiares. ¿Para qué? La haría sentir peor, Ume estaba convencida de ello, por la simple razón de que eran hermanas y en algo, además de la apariencia, debían parecerse. A ella, no le gustaba ni un poco, que la vieran cuando estaba conmocionada. No diría triste, porque en los últimos meses, únicamente se sintió así en una ocasión: Cuando Natsu, tuvo esa cita falsa, con ella y terminaron en el hotel. Lloró por cinco minutos, luego planeó la venganza. Y la forma, en que con la tontita de Hisui, lo haría trabajar de prostituto.

Natsu, regresó a la habitación, tomando a Ume de la muñeca. La levantó de la cama y comenzó a caminar, rumbo a la habitación de Yume.

— ¡Oye! —Reclamó Ume. — ¡¿Qué haces?!
— Vas a hablar con tu hermana —dijo Natsu—. No sirve de nada, que yo diga algo, cuando la que debe hacerlo eres tú. También estuviste involucrada, en lo que sea que hubiera pasado, ¿cierto? Entonces, tus palabras, valen más que las mías.
— No quiero hacerlo.
— ¿Por qué no?
— Porque no tengo nada bueno para decirle.
— Sólo debes ser sincera.
— Como sabrás, eso es demasiado difícil, para alguien como yo.

Ella tenía razón. Pero ya era tarde para arrepentirse.

— Sólo tienes que decirle...
— ¿Qué cosa?
— Que la quieres. Eso no sería una mentira, ¿o sí?

Ume permaneció en silencio.

— ¿Cómo sería una mentira? —Preguntó ella.
— Eso es lo que quería escuchar —Natsu se detuvo, echándola dentro de la habitación—. ¡Suerte! ¡La vas a necesitar! 

***

¡Capítulo 37! :v ¡Espero les haya gustado! ¡Nos vemos en el próximo! Conste, que ahora no tardé tanto, en subir otro... ¡Gracias por leer! 

Tú y yo (Natsu Dragneel harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora