La casita del terror 1 (Especial Halloween)

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No era raro, que Natsu se pasara por la casa de Ume, incluso si ella no estaba ahí. Le gustaba hablar con Jerall. Y lo que más disfrutaba, era escuchar sus historias de terror y fantasmas; las leyendas de su país. Además, Jerall siempre era muy amable con él y le daba de comer, preparaba comida con mucho picante; un caldo rojo, que tenía granos de maíz, carne; lo acompañaban con tostadas y pan blanco.

— Tal vez no debería venir tan seguido —dijo Natsu.
— Me agrada tu compañía —respondió Jerall, dando a entender, que era bienvenido en todo momento—. Ume sale mucho ahora. Al parecer, hace negocios con sus amigos; a Wendy le da miedo Acnologia, pero a Ume no le interesa si es así, ella la junta con él. Ya sabes cómo es. A veces, me siento un poco paranoico, porque la casa queda en completo silencio. Oigo ruidos, que probablemente son los muebles chillando o el hámster de Ume, pero me dan miedo. Es imposible no pensar, que de un momento a otro, habrá una mujer arrastrándose escaleras abajo. Como en las películas.

Jerall se carcajeó y unos segundos después, nuevamente, la casa quedó envuelta en un silencio sepulcral. Natsu no hacía ningún ruido. Quería escuchar, si era verdad, que había ruidos extraños en la casa. Fueran lo que fueran, últimamente, se sentía muy atraído hacia ese tipo de eventos. Y unos días atrás, se le ocurrió, meterse en un lugar abandonado; intentando realizar una exploración urbana. Por supuesto, no contaba con que hubiera un cuidador, que le pidió abandonar el recinto; antes de que llamara a la policía.

En dos o tres minutos, escucharon un ruido tremendo, de golpes en la puerta principal. Se miraron entre sí, preguntándose con la mirada, qué demonios estaba pasando.

— ¡Jerall, abre la puerta! —Gritó Ume. — ¡Se me olvidó la llave!
— ¡Ya voy! —Chilló él de vuelta, sintiendo que los huevos se le bajaban de la garganta.

Ume, en la puerta, se abrazaba a sí misma. El viento fuerte, daba frío y esas nubes grises, indicaban que pronto llovería. No había sido una buena idea, salir de casa, usando short en lugar de pantalones. Se congelaba. Sus pezones estaban como para rayar vidrio, de lo duros y erectos, que se encontraban en esos momentos. ¡Aun no estaban invierno! ¡Todavía no era tiempo de sufrir así! Necesitaba un poco de calor corporal, deseaba que Wendy estuviera ahí; para apretarla contra sí y que se le frotara, como un gato marcando territorio. Necesitaba una loli. Una loli bonita, de cabello azul y piernas suculentas. Eso le quitaba el frío a cualquiera.

— Pasa, Ume —Jerall abrió la puerta, haciéndose a un lado. Una brisa le pegó en la cara, erizándole los vellos. Rayos, era momento de encender la calefacción.
— ¡Me congelo! —Ume entró corriendo, se quitó los zapatos y los dejó regados, yendo inmediatamente a la cocina, el único lugar que siempre estaba caliente. — ¡¿Eh?! ¡¿Qué haces aquí?!
— ¡Hola! —Saludó Natsu, levantando la mano derecha. — Come este caldo raro, es muy bueno. Te va a calentar el alma y dejarás de ser mala, Ume. Come, come.

Ella se sentó, Jerall le sirvió un plato grande pozole y encendió la calefacción, inundando la casa de una rica calidez. La niña se alimentaba en silencio, mientras su primo y el otro sujeto, que no sabía clasificar, hablaban sobre historias de espantos y brujas; nombrando algunas leyendas mexicanas. La planchada, el callejón del beso, la llorona, la mujer que bailó con el diablo, el charro negro, la mujer de blanco...

Las horas pasaron, sin que se dieran cuenta de nada; cuando miraron hacia la ventana, ya no había ni rastros de sol y Natsu, dijo que debía irse o Igneel lo regañaría. Apenas se puso de pie, un trueno retumbó, iniciando la lluvia. Ume extendió el teléfono, recomendando que llamara, para avisar que se quedaría ahí a pasar la noche. ''Podemos hacer una fogata con la chimenea y asar malvaviscos'' dijo ella, sacando una bolsa de su mochila. Así lo hicieron. Natsu avisó, Igneel gruñó un poco, diciendo que se cuidara y que no cometiera ningún error, del que pudiera arrepentirse luego. En una traducción, que todos ponemos entender, él dijo: ''No me hagas abuelo joven, espérate unos años...''

Asaron los bombones, les pusieron chocolate y galleta. Ume no soportó tanto dulce y terminó yendo por patatas de bolsa, unas deliciosas de sal, crema y especias; una botella de refresco y una lata de queso amarillo, de esos con palanquita que te venden en Estados Unidos y que aumenta la obesidad en aquel hermoso país.

Jerall les contó historias de terror, algunas muy tenebrosas y otras que daban risa, por lo irrisorias que sonaban. A Ume no le daban miedo muchas cosas, pero escuchar sobre las brujas, que se comen a los bebés; movió una fibra sensible en su ser, esa que evitaba que se convirtiera en una delincuente peligrosa.

A las diez de la noche, Ume estaba dormida y roncando ligeramente, como un tierno perrito chihuahua. Jerall fue a dejarla en su cama y regresó en unos minutos, cargando un par de cervezas. ''No tengo edad para beber'' dijo Natsu, a lo que Jerall respondió: ''Nadie se va a enterar, no te preocupes. ''

Medio borrachos, oyeron un ruido, similar a un aleteo, que daba vueltas alrededor de la casa. Bromeando, dijeron que se trataba de una bruja, que andaba buscando niños. Por un momento, olvidaron que sí había una niña y que, la nena, estaba en la segunda planta. Completamente sola. A merced de la bruja. Corrieron escaleras arriba, gritando groserías, porque según las historias, ellas escapan si se les gritan cosas. Entraron a la habitación y lo primero que vieron, fue a una mujer con cuernos de carnero, cabello largo y oscuro; con unas tetas enormes. La mujer, al verlos, desapareció ante sus ojos. Al mismo tiempo, Ume se sentó en la cama y preguntó qué pasaba.

*** 

¡Sayla volverá! ¡Y volverá acompañada! :v 
¡Espero les haya gustado! ¡Estoy emocionada por esta fecha! ¡Nos vemos en el próximo capítulo, gracias por leer, no se olviden de comentar y dejar su estrellita de la suerte! 

Tú y yo (Natsu Dragneel harem)Where stories live. Discover now