La casita del terror 4

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— ¡¿Con quién me estás engañando?!

Ume encajó el cuchillo en la mesa, sacándoles un pedo del susto a Jerall y Natsu, quienes se levantaron de inmediato y se abrazaron mutuamente; mirando con horror a la niña. Sus arranques de furia, eran aterradores y aunque hubiera soltado el arma blanca, nada le costaba volver a tomarlo y cortarles los testículos.

— ¡¿De qué estás hablando?! —Gritó Natsu, fingiendo valentía momentáneamente.
— ¡Estás sonriendo como idiota! ¡Y suspiras! ¡Es obvio que estás enamorado de otra! —Respondió Ume, acercándose lentamente, a los chicos temblorosos; que a cada paso que ella daba, ellos se alejaban tres. — No soy estúpida, Natsu-kun...
— Hablas como si fueran pareja —apuntó Jerall, quien no sabía nada de eso—. Si Natsu está enamorado, tiene todo el derecho a ello, él y tú no...
— ¡Hemos salido a escondidas! —Confesó Ume. — ¡Somos novios a escondidas! ¡Y si le dices a mi papá, yo le digo a la tía Margarita, porque la señora de los atoles no te cobraba los vasos grandes!

<< Mierda >> pensó Jerall, desviando la mirada. Hacerse de oídos sordos no lo mataría. Todo lo contrario: Lo salvaría de la ira de su madre, quien nunca perdonó que la señora de los atoles, no le vendiera el último vaso de nuez; y que tampoco le guardara los tres tamales verdes, que le compraba a diario. ''Alta traición'' había dicho Margarita, acuchillando la pared. Ahora que se daba cuenta, todas las mujeres de la familia, estaban locas. Y la abuela no era la excepción tampoco. Eso explicaba la personalidad de él y Don Papi, con respecto a las féminas.

— Ume, tranquila —habló Jerall, intentando ganar tiempo para salir huyendo—. Podemos solucionarlo como las personas civilizadas que somos. Estoy cien por ciento seguro, que sólo estás malinterpretando la situación, si dices que ustedes son novios, es obvio que Natsu está suspirando por ti. ¿Cierto, Natsu?

El chico rosado, permaneció en silencio por unos largos, realmente largos segundos. ¿Qué era mejor? ¿Mentir y vivir otro día? ¿O confesar y que le faltara el testículo derecho? Si lo pensaba detenidamente, era peor si mentía y luego Ume, se daba cuenta de ello. Bien, tenía que ser sincero, pero no hiriente...

— No diría que estoy enamorado —soltó, acercándose un poco más a su pequeña y psicópata novia—. No creo que ese sea el caso. Pero lamento que lo hayas visto de ese modo. Perdón por haberte molestado. Es sólo que, la otra noche que estuvimos en casa de Hisui, hubo una mujer que... Que...
— ¿Hablas de Anna? —Preguntó Ume.
— Sí...
— Hay algo raro con ella. Espera aquí.

Ume subió las escaleras a toda velocidad y en dos minutos, ya estaba de vuelta. Traía un papel en las manos, que le entregó a Natsu, señalando una parte del mismo; donde se leía el nombre de Anna, al lado, indicaba que ella habría nacido en 1847.

— Un error de escritura —señaló Natsu.
— No es todo —dijo ella—. Mira detenidamente al lado de la fecha de nacimiento. Pon atención.

Los ojos de Natsu, se movieron ligeramente a la derecha, a lo que vio borrado unos números.

— ¿1887? —Susurró Natsu, poniéndose pálido. — Esto tiene que ser una broma. Tú lo escribiste, ¿verdad? Tratas de engañarme.
— Yo no hice nada —Ume movió su cabeza. Jerall se asomó por el hombro de Natsu, mirando los detalles de la fecha de nacimiento y supuesta muerte.
— ¿Saben el apellido de ésta chica, Anna? —Cuestionó a sus acompañantes.
— Estoy casi seguro que es Heartfilia —dijo Natsu—. Ella es casi igual a Lucy. Me cuesta creer que no sea una Heartfilia. ¿Por qué?

Jerall indicó que lo siguieran y ellos obedecieron. Los tres, se plantaron frente a la computadora y el primo, tecleó rápidamente en Google: ''Anna Heartfilia''.

Tú y yo (Natsu Dragneel harem)Where stories live. Discover now