Capítulo seis: La última estación

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Taylor

Ten cuidado cuando vayas para allá — Dice mi madre, al otro lado de la línea — Puedes perderte.

Estoy en camino al metro entre la línea Rosa y Café, aunque no es que estén muy alejadas entre sí, hay un tumulto de gente y, en estas situaciones (entre otras muchas) suelo desorientarme y termino por perderme.

Voy en camino a la casa de mi abuela, es su cumpleaños. Es por parte de mi padre, en realidad mi madre debería venir conmigo, pero el odio entre mi mamá y abuela es tal, que mi mamá inventa la excusa menos creíble del mundo para faltar y mi abuela le cree sin dudar ni un poco, todo para no verse. Esta vez fue una "junta de trabajo" aunque mi abuela sabe perfectamente que mi mamá por nada del mundo trabaja los sábados, le creyó. Mi padre está en Portland por cuestión de negocios y, aunque este pueblo queda a unas treinta millas, no podrá llegar, así que, como de costumbre, seré el único que asistirá al cumpleaños de mi abuela, por lo menos el único por parte de la familia de mi padre.

Apenas estoy entrando al metro y, para ser sincero, no puedo ver nada. Las personas están amontonadas esperando el cambio de vagón, parecen un par de mosquitos esperando el turno para picar. Mi teléfono vibra, lo saco, prendo la pantalla y en la barra está impuesto con letra arial «Nuevo mensaje de: Cody» para ser sincero, esto me alivia un poco, creí que tras el beso en orange no querría hablarme, y con razón, fue bastante incomodo incluso para mí. Guardo el celular, ahora no tendré señal y prefiero leerlo cuando pueda contestarle.

La algarabía de las personas no me deja escuchar con atención lo que dice la operadora, pero creo haber escuchado un "Se ha retrasado un blah de minutos" entre la jarana de personas, alcanzo a ver a un chico alto, con pantalones vaqueros y una camisa azul tan pegada como un guante a la mano, hace notar su espalda de perfectas proporciones y su cabello desordenado le hace lucir un look bastante rebelde.

Está de espaldas, a unos metros de mí, no sé si es que haya tantas personas y poco espacio, pero siento muchísimo calor. Lentamente voltea, bueno, así es como lo veo yo, en cámara lenta. Su rostro no decepciona la buena vista de su parte trasera, al contrario, lo favorece. Su nariz está bien respingada, y el arco de su barbilla lo hace lucir aún más masculino, pero se ve mejor con esa barba casi por completo rasurada, apenas naciente.

No es que me quiera emocionar, pero estoy seguro que, en este momento, estoy cruzando mirada con él.

El tren por fin llega y el ruido que provoca me provoca un tenue y pasajero dolor de cabeza, este es el momento donde te despides de ese amor platónico de los transportes públicos ¿Verdad?

Sigo viendo su rostro, admiro sus ojos color avellana y esas cejas pobladas. Él me mira por unos micros segundos, pero en ese instante, el tren, la multitud, desaparecen de mi mente y, tras un ágil movimiento, me sonríe y termina por entrar al vagón. Sin pensarlo, corro para poder alcanzarlo, aunque la gente me estorba y prácticamente los estoy empujando a todos. Sé que es un tanto impulsivo, ¿Pero cuál es la probabilidad de que te encuentres a un chico lindo, perfecto, que te sonría? ¡Ajá! Como suponía, casi nulas.

Al fin llego a las puertas del vagón y, aun con toda la gente apretada, logro entrar, tal vez mi baja estatura me dio una ventaja. Elevo el cuello para buscarlo, pero no lo encuentro, se ha perdido, mierda, tire a un niño de seis años para nada.

Tras pasar dos estaciones, el vagón se vacía un poco y puedo sentarme. El aroma tan extraño está impregnado en todo el lugar. Una mujer se siente en el asiento solitario del frente. Trae dos bolsas gigantes de lo que parece ser el supermercado, es delgada, de tez negra y unos ojos verdes bastante atractivos. Coloco los audífonos en los extremos de mis orejas y pongo make me wanna die podré parecer muy de película, pero me gusta observar a través del ventanal de al lado de los asientos, lo cual puede ser extraño pues solo veo las paredes grises que rodean el metro, y las estaciones en las que bajan.

Aunque no te quiero [En pausa]Where stories live. Discover now