Capítulo dos

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Richard

Apenas son las siete de la mañana y ya estoy sobrepasado de trabajo revisando viejos casos de mi padre. Y sigo sin quitarme de la maldita cabeza de la loca que no sabe manejar. Al frente de mi escritorio observo como Natalie habla y como se hace para adelante para notar el escote de su blusa.

—¿Me estas escuchando? —me dice molesta.

Abro la boca para contestar, pero un toque en la puerta me hace quitar la vista de ella y dirigirla a la puerta.

—Pase —digo un poco alto.

Cuando trató de contestarle nuevamente a Natalie me vista se encuentra con la misma loca de ayer en la tarde.

—¿Que se supone qué haces aquí? —digo arrugando el ceño.

Ella levanta su mirada y puedo ver claramente la sorpresa en su rostro por las palabras que he dicho, Natalie nos observa con el ceño fruncido.

—Me dijeron que esta era la oficina del Señor Di Blackson —dice serena.

—Bueno, aquí me tienes. ¿Que necesitas? —me hago para atrás en mi silla.

Va a responder cuando un carraspeo de garganta la interrumpe, claro Natalie sigue aquí.

—Natalie te puedes ir —digo sin verla.

—Claro, señor —su voz sale irritada.

Se da media vuelta y cuando pasa a la par de la loca la observa de arriba abajo antes de seguir su camino.

—Aquí me tienes —dice con una pequeña sonrisa.

Levantó una de mis cejas por las interesantes palabras que acaba de usar causando cierta sensación.

—¿Me puedes decir quién eres? —digo levantándome de la silla.

Su risa brota con tanta gracia que me da asco que ría así.

—Vaya, parece que no recuerdas a la pequeña Jones. Aunque a Lizzie le molestaría escuchar que su título es usado en mí —dice cruzándose de brazos.

¿Qué?

—¿Jenna? ¿Eres Jenna Jones? ¿La hermana de Max? —mierda no puede ser la loca de ayer.

—La misma, ha pasado tiempo Richard —mi nombre suena fresco en sus labios.

—¡Vaya! —No sé qué más decir—. La última vez que te vi...

—Tenía 7 años, lo sé —pasa una de sus manos para quitar algunos cabellos que han caído en su cara cuando lo noto.

Tiene un maldito anillo en su dedo, ella observa en donde está mi vista y trata de ocultarlo, pero es tarde.

—Veo que estas comprometida. Felicidades —digo dándome la vuelta para sentarme otra vez.

—Gracias —Notó como sus hombros están tensos.

La invito a sentarse y empezamos a hablar sobre cómo serán sus horarios y en que me ayudará. Ahora que la tengo frente a mi es difícil creer que es esa misma niña que lloraba por todo. Su cabello sigue siendo del mismo color, adivinar el color de sus ojos siempre fue un misterio para mí. Me detengo cuando veo que estoy viéndola por mucho tiempo.

Agarro mi teléfono para mandarle un mensaje a Max.

Richard: ¿Por qué no me dijiste que tu hermana está comprometida?

Max: El prometido es un bastardo.

Richard: ¿A qué te refieres?

Destinos Cruzados - [BORRADOR] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora