Perfect Drug

03.- Recíproco

Toda la semana Severus y Harry se habían estado preparando, esta vez se enfrentarían en el campo de quidditch, cuando se hizo el anuncio de en qué consistía el siguiente enfrentamiento, las apuestas empezaron a subir, la mayoría a favor de Harry, pero ahora los Slytherin apostaban a favor de su jefe de casa y los profesores Sprout y Flitwick aumentaron la cantidad de galeones a favor de Snape. En cambio, Albus y Minerva seguían apoyando a Harry considerando sus habilidades innatas en vuelo.

Mientras todo eso pasaba entre el alumnado y los profesores, Harry ocupaba todo el tiempo libre que le quedaba luego de las tareas y la práctica de quidditch en practicar sus habilidades como buscados y haciendo algunas acrobacias que había investigado y estaba practicando con la varita lista para amortiguar su caída en caso de emergencia. Por su lado, Severus ocupaba cada minuto libre del día a meditar, a vaciar su mente de cualquier distracción y luego iba a esa interesante sala que el Gryffindor había encontrado el año anterior y se vendaba los ojos en una especie de dojo de combate. Es decir, cada uno entrenaba a su propio estilo.

En esas semanas que llevaban con ese inusual "contrato", habían pasado algunas cosas interesantes que para los demás pasó desapercibido pero no para Lupin, los Slytherin y los Gryffindor estaban "hablando", aunque fuera para hacer apuestas, las calificaciones de todos los alumnos habían subido en encantamientos y en DCAO, quizás tratando de "igualar" aunque fuera un poco a los dos magos poderosos que estaban comportándose como niños en una guerra de bolas de nieve, y sobre todo, la clase de Pociones ya no tenía ningún caldero explotando. Desde que el profesor usaba su tiempo en tratar de vencer a Harry, había dejado de lado la tortura psicológica de los demás alumnos y estos al ver que no eran ya tan vigilados por Severus, se habían relajado un poco y sus Pociones ya no estallaban, incluso las de Neville Longbottom habían mejorado sustancialmente. En este caso, ser ignorados olímpicamente por Severus Snape, es lo mejor que les había pasado a los alumnos. Lupin se preguntaba si alguien más notaría que la línea que dividía a las casas estaba empezando a borrarse y cuánto tiempo sería evidente para todos.

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El sábado llegó y Severus entro a desayunar al gran comedor como todos los días, su "némesis" estaba ya sentado y engullendo con singular alegría un pan tostado y huevos con salchichas, Albus Dumbledore lo saludo con su habitual sonrisa bonachona y McGonagall lo miraba intrigada por esa falta de sarcasmo que cada vez era más habitual en él. Sprout se sentó a su lado mientras Flitwick que estaba detrás de ella lo saludaba casi saltando de su asiento. Se sentó y comió con apetito, tenía algo de tiempo para relajarse antes de su encuentro con Potter. Y Severus sonrió al pensar en que esta vez vencería al Gryffindor en su propio juego.

—Hoy amaneciste de muy buen humor Severus, me pregunto a qué se deberá—.

—Se debe a que hoy le enseñaré una lección de humildad a tu niño dorado Albus. El mocoso no sabe en lo que se metió—.

—Vamos Severus, el muchacho es muy hábil, estoy seguro de que ofrecerá una buena pelea—.

—Eso espero Albus, si no, esto no sería ni la mitad de divertido—.

En la mesa de Gryffindor se desarrollaba una escena algo similar.

—Harry, parece que hoy amaneciste de muy buen humor—.

—Si Hermione, apenas puedo esperar para vencer otra vez al murciélago—.

—Yo que tú no me confiaría, sabes que fue un mortífago, y además espía, quién sabe qué trucos pueda tener bajo la manga. Estoy segura de que te dará problemas para ganarle—.

—Cuento con eso Mione, si no, no me parecería divertido—.

Cuando el desayuno acabó, ambos se fueron a preparar para su encuentro mientras los demás iban directo hacia el campo de quidditch para agarrar un buen lugar. Algunos alcanzaron a hacer algunas apuestas de último minuto, y esperaron expectantes a que diera inicio el evento.