Epilogo

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—¿Estás segura que no te olvidas de nada, Valerie?

La rubia se giró para observar a Hunter mientras él tomaba el último bolso del auto de Luke y cerraba el baúl. Eran demasiados bolsos los que llevaba y estaba empezando a considerarlo un gran peso, pero que seguramente luego iba a extrañar. El sol le dio en la cara cuando abandonaron el estacionamiento y se acercaron al autobús. El cabello rubio de Valerie brillaba con el sol y la brisa de verano movía su vestido mientras caminaba con determinación. Iba a echarla de menos todos los días, lo sabía, pero tenía que dejarla.

—No me olvido nada, Hunter y si me lo olvido no era importante —comentó encogiéndose de hombros sin mucha preocupación. El rubio sonrió sin poder evitarlo, cualquier mujer estaría furioso al saber que olvidaba algo. Pero a Valerie no le importaba, no era una persona material.

Suspiró lentamente cuando llegaron al autobús y no pudo evitar gruñir por lo bajo. Varias personas saludaban a sus familiares, Hunter trató de no observarlos porque no quería admitir que eso sucedería en su vida.

—Gruñón...

No pudo evitar volver a gruñir cuando escuchó a la rubia quejarse pero cuando ella lo rodeó con sus brazos terminó por sonreír. Él rodeó la cintura de la chica y la mantuvo cerca de su cuerpo. Los ojos claros de la chica lo observaban con pena, como si ella supiera que dolor estaba sintiendo. Se acercó a él, buscando sus labios y no dudó en ayudarla en la búsqueda. Besarla era siempre reconfortante, como si aquel fuera el remedio de cualquier enfermedad. Valerie por completo era su remedio y saber que iba a perderlo era una tragedia. Detuvo el beso alejándose, escondiéndose en su cuello y tratando de recordar cada parte de su mujer.

—¿Volveré a verte? —preguntó él, sabiendo la respuesta pero buscando una esperanza en aquella perdida. Iba a alejarse de ella, iba a perderla y nunca más volvería a verla. Le dolía el cuerpo de dolor pensarlo y no veía un futuro cercano a ese problema.

—Hunter... sabes que no funciona así —le susurró ella en el oído, acariciándole la espalda mientras decía eso. Era casi gracioso ver a un hombre tan enorme como él escondido en el cuerpo delgado de Valerie. No se trataba de peso, sino de la necesidad que sentían en ese momento—. Sé que serás muy feliz, solo tienes que darte la oportunidad.

—Te vas a ir... y yo no sé qué haré sin ti. Eres todo en mi vida, Valerie. Lo único que está bien, lo único que me da vida. Nunca amaré a nadie como te amé a ti.

—¡No digas eso! —exclamó furiosa la rubia, alejándose de él y tomando el rostro del hombre con sus manos. Hunter la observó a los ojos tratando de impedirle a las lágrimas que hicieran acto de presencia. No quería llorar, no quería demostrarle lo dolido que estaba. Pero no podía evitarlo. La amaba. Con locura—. No hagas eso, Hunter. Nunca digas eso. Sí, me amaste. Me amaste de una forma hermosa, pero amarás de nuevo. Amamos de formas diferentes, nunca más o menos. Solo diferentes. Encontrarás otra persona a la que ames de otra manera. No la amarás menos, ni la amarás menos.

Hunter no supo que decir, porque sospechaba que ella tenía razón. Sabía que en algún momento se enamoraría de otra persona y no iba a ser igual. Escucharla hablar de esa manera tan madura le llenaba el pecho de orgullo. Había cambiado mucho y era una mujer admirable. Era su mujer.

Cuando dijo eso, observó su cuello y sonrió. Llevaba la cruz sobre el vestido con orgullo, demostrando que significaba. Le había regalado la cruz para siempre, porque la merecía. Valerie alejó las manos de su rostro y las apoyó en el pecho del hombre. Las voces iban apagándose y Hunter comprendió que era hora de decir adiós. Para siempre.

HUNTER. Tierra de salvajes #1 [Terminada]Where stories live. Discover now