Capítulo 11.

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Al fin, hora de salir de aquella cárcel.
Andy iba caminando directo a su auto, junto con Ashley, hasta que unos sollozos los hicieron detenerse.
Buscaron con la mirada de dónde es que provenían éstos, para su sorpresa, provenían de una chica muy bien conocida por Andy. _______, ella lloraba sola, en una banca a unos metros de ellos en el frío estacionamiento del colegio.

—Vamos hermano, es la mejor oportunidad que se te presentará, hazlo —animó su mejor amigo, casi hermano.

—¿Qué acaso estás loco? Me botará antes de que llegue, probablemente me de un golpe —contestó notablemente nervioso.

—Ella no hará eso —corrigió—. Ella necesita a alguien, ¡Anda! —continuó positivamente su amigo.

—Ash, no lo haré —Andy se cruzó de brazos, no estaba listo para dar un movimiento, no ahora.

—Si no lo haces en este momento, no podrás hacerlo jamás, es la mejor oportunidad —dijo Ashley, aún no podía creer que El gran Andy, el rompe corazones del colegio, por el que todas mueren, no pueda hablar a una chica.

—Bien, lo haré; pero si pasa lo contrario y me bota, juro que te dejo de hablar —Andy lo señaló con su dedo índice, se dio la vuelta y caminó a pasos dudosos hacia ella, pero en un abrir y cerrar de ojos un chico yacía sentado a su lado, consolándola.

El chico de las cartas. •[Andy Biersack]•Where stories live. Discover now