Capítulo 28.

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—Tienes cinco segundo para explicarme qué demonios le hiciste y dónde está, ¿me escuchaste? —dijo el chico con la rabia por el cielo.

—Agh. De acuerdo... Si así lo quieres —le respondió.

Flashback.

12:13. Ya se tardaron... —se dijo a sí misma la castaña—. Creo que es hora de irme.

Bien chicos. Necesito a aquella chica —señaló a _______—. Quede inconsciente —dijo ella—. ¡Ahora! —les gritó a los tres hombres que la acompañaban.

Lo que diga —le respondió uno.

Algo no anda bien... —se volvió a decir la ojícafe.

Comenzó a caminar con rumbo hacia su casa. Sintió una pisadas tras de ella, lo que la hizo girar, encontrándose con nadie. Regresó su vista al frente, sintió como un pañuelo húmedo se posaba en su nariz y boca a la vez.
Intentó forcejear, aquel líquido hacía que perdiera sus fuerzas. Estaba asustada, muy asustada.
«Estoy acabada» su conciencia apareció, siendo lo último que recordaba. Tras unos minutos, ella ya estaba completamente inconsciente.

Bien hecho chicos. Ahora necesito que la suban a una camioneta y la lleven al sótano de alguna de sus casas.

¿Qué?, ¿por qué a una de nuestras casas y no la suya? —le contestó otro de ellos.

Porque ella no tiene que verme a mí, idiota.

Fin del Flashback.

—¡Suéltala ahora! —le gritó el ojíazul logrando que todas las personas se le quedaran viendo.

—De acuerdo —le sonrió.

—¿Así de fácil? No, no eres así. ¿Qué quieres?

—Me encanta que seas tan inteligente —le respondió la Ojígris con una sonrisa maliciosa.

El chico de las cartas. •[Andy Biersack]•Where stories live. Discover now