Nacida en 2020.
Congelada en el tiempo en 2038.
Apocalipsis Nuclear en 2052... Espera, qué?
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No se suponía que debía despertar temprano. Me faltaban otros 15 años todavía. Pero eso no importa. Lo que importaba era que había despertado en...
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ADVERTENCIA: Mención de abuso físico
Un sollozo escapó cuando vi a la chica que pensé que nunca volvería a ver. Ella inmediatamente tiro la flecha y el arco y corrió hacia mi, agarrándome antes que mis rodillas colapsen hacia el suelo por el cansancio. Ella me abrazaba fuertemente, mi cabeza apoyada en su pecho y mis lágrimas mojando su remera, agarre su cintura fuerte, con miedo de que si la soltaba ella vaya a desaparecer.
-Viniste por mi.- murmuré temblorosamente, intentando parar de llorar.
Ella uso su mano derecha para acariciar mi pelo para tranquilizarme, y sentí que besa mi cabeza lentamente.- Estas bien ___. Estoy acá.-
Cerré mis ojos disfrutando su cálido agarre, ella en serio estaba acá. En mis brazos. La había extrañando mucho más de lo que pensaba.
Lentamente me separé de ella y puse mis manos en su cara, todavía comprendiendo el hecho de que esto era real y que ella realmente estaba enfrente mío. Estudié sus características, su maquillaje de guerra estaba sobre sus ojos. Enfatizando sus ojos verdes azulados, y mientras los miraba, ya me sentía diez veces más segura con su presencia. Mis ojos bajaron hacia sus labios, sus labios naturalmente rosados formando una sonrisa, una sonrisa de esperanza. La había extrañado tanto.
Removí mis manos de su cara, y vi una marca en la parte izquierda de su mentón. Estaba rojo, mis ojos se abrieron cuando me di cuenta que era sangre.
Retire mis manos cuando mis acciones anteriores volvieron a mi mente, y vi en sus ojos esmeralda preocupación. Baja su mirada a mis manos. Estas estaban temblando incontrolablemente, pero la sangre roja era en lo que yo me estaba fijando. Literalmente su sangre estaba en mis manos. Miré al cuerpo del hombre y vi que sangre todavía salía de su cien, esto me hizo darme la vuelta lejos de Lexa y vomitar en unos arbustos al caer en cuenta de lo que había hecho.
-Esta bien.- dijo la voz reconfortante de Lexa en un susurro mientras que con una mano me agarraba del pelo y con la otra acariciaba mi espalda lentamente.
Cuando termine, me enderece y me limpie la boca con mi manga. Mi cara estaba húmeda por las lágrimas y mi pelo estaba enredado. Y todavía Lexa no sacaba sus ojos de mi.
-No, no esta bien.- murmuré tristemente, finalmente encontrándome con su mirada, y verla con sus brillantes ojos verdes penetrándome. Ahora que presté más atención, ella estaba vestida como si estuviera yendo a una batalla. Pero por qué estaba sola?
Tenía tantas ganas de decirle que nada estaba bien que había matado a un hombre. Que tendría que haber otra manera. Que estaba asustada de lo que estaba pasando. Pero no podía porque es como si las palabras estaban trabadas en mi garganta y no saldrían.
-Necesitamos irnos.- dijo suavemente, mirando a sus alrededores antes de guardar agarrar la flecha y el arco. Camino hacia el árbol donde mi espada se había caído y la agarro. Me la entrego.- Vamos __.-
