10. ¿Por qué no me dejas amarte?

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Kagome

—Corre Shippo—lo veo jugar fútbol y mi bebé es fantástico en este deporte.

—¡Este va por ti mami!—grita metiendo el balón.

—¡Si!—grito emocionada cuando anota.

Ya tenemos un mes de haber regresado, Shippo me comentó que le gusta el deporte y aquí lo tengo, juega excelente y es un niño muy aplicado. Y esa sonrisa que me dedica me hace sentir la mujer más dichosa, este niño me hace sentir como una verdadera madre.

—¡Shippo campeón!—grita a mi lado Koga y Shippo viene corriendo hasta nosotros.

—¿Viste lo genial que soy?—le pregunta a Koga y a Miroku con una sonrisa.

—Lo vimos pequeño mocoso—contesta sonriente Miroku.

—¿A dónde quieres ir a celebrar?—le pregunto dándole un beso.

—¡Quiero pizza!—grita y ruedo los ojos ya que nunca se cansa de comerla.

—¿La pedimos o vamos a una?—pregunta Sango guiñándole un ojo a mi hijo.

—Vamos a una... Mami, ¿me puedo casar con Sango?—abro los ojos y todos lo miramos sorprendido.

—Mi amor, ella es muy grande para ti—respondo y él hace un puchero.

—Pero Miroku no se le declara entonces pensé que yo tendría oportunidad—miro a Miroku que tiene la cara roja y una mirada asesina hacia el pequeño. Sé muy bien que Shippo lo hizo a propósito para que ambos den el paso, vaya, hasta mi hijo es consciente de que estos dos actúan como niños.

Mi ánimo ha decaído porque el conquistar a Inuyasha se me ha hecho la tarea más difícil que he podido tener, este mes solo he tenido la oportunidad de hablar dos veces, me evita a toda costa y eso pronto se tendrá que acabar.

Todos estamos riendo alrededor de la mesa, un momento muy ameno mientras mi pequeño cuenta sus hazañas, es tan entretenido. Una llamada me saca de mis pensamientos.

—Disculpen chicos—me levanto de la mesa y camino un poco lejos—¿bueno?—respondo al descolgar.

—Higurashi soy Sesshomaru, necesito unos documentos para mañana, pero tienes que firmarlos, sé que es tarde, pero es urgente y son varios, pasa a la oficina y búscalos, de paso hay un contrato que debes de autorizar, léelo y dame tu opinión, buenas noches—cuelga antes de decirle que estoy ocupada. Regreso a la mesa y me da pena dejar todo aquí.

—Chicos, pueden quedarse a divertirse sin mí, tengo que ir en busca de unos documentos—respondo dándole un beso a Shippo.

—Te acompaño—comenta Miroku.

—Tranquilo, voy sola, espero y se diviertan y nada de dormir tarde amor, tengo que revisar un contrato y firmar otros documentos, saldré un tanto tarde—me mira dudoso.

—Lleva todo a la casa y allá lo haces—Koga y Miroku son dos sobreprotectores.

—Estaré bien, adiós—salgo de allí antes de que puedan seguir hablando y tratado de que no sigan mis guardianes.

Subo al coche y duro una hora en llegar, son las 8:00pm ya deben de quedar pocas personas en el lugar, subo hasta el piso presidencial y llego a mi oficina, los documentos están encima de mi escritorio de manera ordenada. Avanzo y me siento empezando a leer lo que hay escrito en él. Aunque mi mente esta algo bloqueada, hace calor por lo que me quito los primeros botones de mi camisa y luego sigo trabajando. Pasan alrededor de media hora para que mi puerta sea abierta e Inuyasha entre todo guapo por ella.

—¿Necesitas algo?—pregunto mientras aparto la mirada de su persona para centrarme en los papeles que descansan en mis manos.

—La verdad si—veo como pone seguro a la puerta lo que me hace fruncir el ceño.

—¿A ti que te pasa?—pregunto desconcertada por su actitud.

—¿Por qué jugaste conmigo Kagome?—esta ebrio, abro y cierro la boca para hablar pero las palabras no abandonan mis labios—sabes que te amaba ¿verdad?—más silencio de mi parte—no sabes lo doloroso que es para mí verte aquí, intentaste matarme sin preguntarme una mierda sobre eso. Todo este lio por unas malditas tierras que mi primo que no sabía de él desde que tengo 10 años viene. ¿Quisiste verme de este modo?, ¿derrotado?, así me siento gran Kagome—avanza hasta quedar cerca de mi cuerpo—¿sabes que es lo peor?—pregunta cerca de mis labios.

—No—murmuro desconcentrada.

—Que no sales de mi cabeza, de mi piel y mucho menos de mi corazón—me besa como he anhelado que lo haga desde que lo vi en esa silla de juntas.

Abrazo su cuello y me dejo llevar por el exquisito sabor de sus labios. Inuyasha tiene ese poder de hacerme olvidar todo a mi alrededor, su beso es fuerte, desesperante. Nuestras lenguas entran en batalla y en el momento que sus manos tocan mi cuerpo me olvido de quien soy, quien era y todo lo demás para concentrarme en esas caricias inocentes que le regala a mi cuerpo. Sus labios dejan mis labios para mirarme fijamente mientras que sus pupilas se dilatan en el momento que tratamos de normalizar nuestras respiraciones en un vano intento ya que el besa mi cuello y echo la cabeza a un lado dándole todo el acceso necesario.

—Extrañaba tanto este aroma—solo quiero que siga y que jamás se detenga. Una lágrima solitaria sale de mis ojos, sé que debo parar porque él no está en sus cinco sentidos y me volverá a odiar mañana con más razón.

—Te amo Inu—murmuro dejando un beso en sus labios.

—¿Por qué no me dejas amarte?—pregunta apretando mi cintura.

—Porque mañana me odiaras, mañana me dirás cosas horribles que lastimarán mí ya sufrido corazón. Talvez soy fría, pero eso no quita que te ame, ¡Dios!, lo hago enserio, eres el hombre de mi vida—digo aun sabiendo que mañana no recordará ni una mierda de mis palabras.

—Solo quiero tenerte hoy, porque sé que mañana cuando este sobrio no tendré... No tendré el valor de venir por ti—me alejo de él y camino dándole la espalda.

—No, lo siento—abro la puerta y esta se cierra, me dan la vuelta y sus labios toman los míos. Adiós lado racional.

Por tu perdón InuyashaWhere stories live. Discover now