29. Todo mejora

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Fin del maratón
(3/3)



Inuyasha

No he dormido nada desde anoche. Kikyo no para de llamar y hasta se apareció aquí y me hizo un escándalo. Claro que la mande al demonio y se fue enojada.

Shippo está con mi madre, me dijo que hizo de todo para tranquilizarlo. Shippo estaba muy alterado al ver a Kagome en ese estado. Aunque todo lo estamos. Sango se encuentra aquí junto a Miroku. También está un tipo que escuche por nombre Koga, este tipo se me hace conocido de algún lugar. Y la chica pelirroja amiga y secretaria de Kagome. Todos me miran y eso me incómoda.

—¿Quién creen que fue?—mi voz rompe el silencio. Sango mira a Miroku preocupada y este la abraza. Me dan un poco de envidia. Yo desearía poder hacer eso con Kagome.

—No lo sé—dice la chica pelirroja—puede que haya sido Naraku, también está la posibilidad de que haya sido...

Su voz queda suspendida lo que causa que la mire. Ella mira a Koga y es como si entendieran sin palabras.

—Puede que haya sido Miki—susurra Sango bajito, tan bajito que casi no escucho.

—¡¿Qué?!—pregunto alterado.

—Solo es una posibilidad, aunque no lo creo. Miki está muy obsesionado con ella como para hacer eso—dice Koga.

—Ese hijo de puta—murmuro enojado.

Unos pasos me hacen levantar la mirada. El doctor que lleva atendiendo a Kagome desde que ingresó al hospital viene caminando hacía nuestra dirección.

—¿Hay noticias?—pregunto levantándome con las muletas. La suerte es que en unos días me quitan esto del pie.

—La señorita Higurashi despertó—todos sonreímos y él me mira—ha pedido que usted la vea—asiento y camino hasta la habitación sin decir nada, solo quiero ver con mis ojos que este bien. Entro y lo primero que me encuentro es la sonrisa que Kagome dirige hacía mí. Le sonrío de regreso y a ella le brillan los ojos. Comienza a llorar y me preocupa.

—¿Por qué lloras hermosa?—pregunto abrazándola.

—Estoy feliz Inuyasha, te amo tanto—jamás había visto a Kagome tan feliz en la vida. Se ve tan llena de vida en este momento. Me acaricia la mejilla y le sonrío. No sé qué la tiene tan feliz, pero agradezco eso porque Kagome solo causa que me enamore más si me da una de esas sonrisas que tiene en este momento—te amo tanto—susurra rozando sus labios con los míos. La atrapo en un abrazo.

—Yo te amo a ti Kagome—murmuro y luego la beso.

—Dejare a Miki—abro mis ojos con sorpresa—deja a Kikyo, quiero que estemos juntos Inuyasha. Te quiero a ti, no sé cuándo puedo morir, quiero estar a ti lado siempre. Te quiero solo para mí, que no muera de celos por verte con alguien más y no poder gritarle que eres mío. Te amo tanto—me abraza y aún estoy en shock.

—¿Y el descubrir de Naraku?—pregunto acariciando su espalda.

—Ya no me importa, tengo razones más importantes por las cuales luchar—dice mirándome directamente a los ojos.

—Es bueno escucharte decir eso—ella me sonríe y juro que casi babeo al mirarla, está que brilla.

—Te amo—me da un beso y escuchamos un grito de enfado.

—¡Kagome!—la puerta se abre y el tipejo aparece por ella. Mi cuerpo inmediatamente se pone tenso mirándolo.

—Miki—susurra ella mirándolo.

—¿Tu qué haces aquí?—pregunta él mirándome.

—Estoy con mi mujer—le digo levantándome y enfrentándolo.

—¿Cómo la llamaste?—pregunta él enojado.

—Mi mujer, es lo que Kagome es—veo su puño venir y lo esquivo.

—He vuelto con él Miki—la voz de Kagome lo petrifica. Él la mira dolido. Su mandíbula tensa y ojos abiertos.

—¿Qué?—puedo ver que la quiere. Su tono es bajo.

—Lo amo, disculpa por no poder amarte, pero lo amo—la mira con enojo.

—Eres una zorra, espero que Naraku se encargue de ti algún día y cuídate que te vigilo—sale corriendo y miro a Kagome.

—Dime algo tranquilizador Inuyasha. No me puedo alterar—susurra suplicante.

—Te amo mucho Kagome—esto le saca una sonrisa. Sus amigos entran en la habitación y me siento bien. Es como volver a los tiempos donde Kagome y yo éramos felices. Solo que esta vez me propongo que sea duradero.

Mamá llamó y nos confirmó que Shippo ya está bien, pero que quiere ver a su madre. Algo en Kagome ha cambiado y me guata lo que sea eso. Se me mas espléndida.

—Kagome—la voz nerviosa de Miroku causa la atención de todos, aunque solo haya llamado a Kagome. Somos unos metiches.

—¿Pasa algo?—pregunta ella abrazándome. Suspiro con tranquilidad.

—Bueno—Sango mira a Miroku y le sonríe—es que—respira hondo y la mira directamente a los ojos—Miroku y yo nos vamos a casar—la habitación queda en silencio y Kagome la mira con los ojos casi fuera de órbita.

—Felicidades—digo rompiendo el silencio incómodo que se ha establecido. Suelto a Kagome y abrazo a Sango quien me devuelve el abrazo. Luego a Miroku quien me sonríe agradecido.

—¡Oh Dios!—chilla la ahora recordado el nombre Ayame. Se lanza sobre Sango y la mira con mucho cariño—¡felicidades!—chilla abrazando los ha ambos.

—Muchas gracias—dice Sango riendo y ella da saltitos como una niña pequeña.

Koga la aparta y le abraza. Ellos sonríen y le agradecen sus felicitaciones.

—Entonces—dice Miroku mirando a Kagome quien se mantiene en silencio.

—Estaba esperando el momento en el que decidieran decirme algo como esto—dice Kagome—pero juro que jamás me planteé la idea de que me sorprendería tanto. ¡Me han dejado muda!—dice lo que causa que los prometidos rían—ustedes son mi familia y me siento feliz de poder ver que son felices y que ahora han tomado una decisión tan importante como es contraer matrimonio. Solo te digo Miroku, Sango llega a decirme que no es feliz y olvídate de que podrás introducir tu pene en algún orificio—Miroku sonríe—felicidades—ellos se acercan y la abrazan. Creo que todo mejora.

Por tu perdón InuyashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora