33. Hora de ser felices

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Inuyasha

La veo descansar y no puedo creer todo lo que pasé en esta semana para tenerla conmigo. Kagome es una mujer muy luchadora a la cual admiro por la gran fortaleza que tiene.

Paso mi mano por su cabello azabache y sonrío. Seré padre y la mujer que llevará a mi bebé en su vientre no es cualquiera. Es Kagome.

Miro su plano estómago. Ya la quiero ver con pancita. Se verá increíble.

Suspiro agotado, esta semana la he buscado hasta bajo tierra. No descansé un solo segundo. Estaba tan preocupado que llegue a pegarle tantas veces a Miki que me prohibieron verle.

Gracias al cielo que Kagome le confesó lo del bebé, él sintió remordimiento por esa criatura y gracias al bebé confesó en donde la tenía Naraku.

Cuando entré y lo vi desnudo encima de su cuerpo quise matarlo. Todo dentro de mi hirvió, mis ojos veían todo rojo y mi único objetivo era destrozar a ese maldito infeliz. Sacarlo de la vida de todos de una buena vez. Me sentí tan culpable al ver a Kagome.

Tenía marcas de quemadura y su cintura chorreaba de sangre. Estaba tan vulnerable que me quise morir, porque dolió y me afecto bastante verla de ese modo.

El alma se me salió del cuerpo cuando se desmayó en mis brazos. Pensé por un momento que ella había muerto. No puedo explicar lo que sentí, pero es algo que no quisiera que nadie sienta, porque fue traumático para mí.

Me siento en el sofá que hay cerca y me imagino una niña, quiero que sea una bella niña como lo es su madre. Que sea igual de valiente, fuerte y vencedora como Kagome. Que no tenga miedo a los obstáculos de la vida.

Cuando despierto Kagome sigue durmiendo. Sango entra y me hace señas de que vaya a descansar. Hoy le dan de alta, así que asiento.

En el camino ideo un plan muy bueno. Sonrío porque no tenía pensado hacerlo hasta lo planeado, pero puedo adelantar las cosas.

Miro por el retrovisor y lo que me faltaba Kikyo. Marco inmediatamente a la policía porque ella fue cómplice. Le digo que Kikyo está aquí y detengo el coche frente a mi casa bajando y enfrentándola.

Se ve asustada y demacrada. Me da pena porque a pesar de todo lo que ha hecho sé que me quiso alguna vez.

—¿Qué haces aquí?—pregunto metiendo mis manos en los bolsillos para protegerme del frío.

—Ayúdame Inuyasha, la policía me busca y ya no tengo dinero—dice llorando.

—Tu elegiste esta vida Kikyo, yo no puedo hacer nada por ti. Por tu culpa casi pierdo a mi hijo y a Kagome—ella abre los ojos.

—¿Hijo?—pregunta sorprendida.

—Kagome está embarazada. Tu ambición te quitó muchas cosas, perdiste a un hermano. ¡Abandonaste a un pobre niño en un orfanato solo por dinero!—le grito mirándola serio—estas pagando la que has hecho Kikyo. Yo no puedo ayudarte, asume las consecuencias de tus actos—ella llora y se arrodilla frente a mí.

—Haré lo que quieras, pero ayúdame—niego alejándome y viendo la policía venir.

—Tienes que pagar el daño que has hecho Kikyo—ella se asusta al ver como los policías bajan y nos rodean.

—Levante las manos—ella me dedica una mirada llena de odio y lo hace. Veo como la arrestan y me da pena. Una joven que tiene toda una vida por delante ahora irá a la cárcel.

—Te perdono Kikyo—le digo—aunque no lo hayas pedido, perdono todo el daño que me has causado—ella no dice nada y la veo entrar a la patrulla.

Miro a la casa frente a mí. Ya no puedo vivir en ella luego de todo lo que ha pasado. No puedo seguir aquí. Y mi hijo o hija y Kagome tampoco lo harán.

***

—Te tengo una sorpresa—le digo cuando sale. Lleva un vestido azul y me encanta verle ese color en ella.

—¿Qué es?—me dedica una sonrisa que hace que casi babee.

—Ven conmigo—abro la puerta del auto para que entre y le dedico una mirada a Sango y ella asiente.

Duro más tiempo del necesario para llegar. Sonrío cuando ella se queja de que quiere saber. Llego al lugar indicado. Es una casa muy bonita. No es una mansión, es un lugar tranquilo y muy colorido, bastante espacioso y hermoso. Tiene un jardín lleno de flores con un césped perfecto.

Ella me mira en busca de respuestas, pero solo camino. En el patio hay un camino de flores y ella sonríe mientras yo la tengo agarrada por la cintura.

—¿Qué es esto Inuyasha?—pregunta con una sonrisa.

Todas las personas importantes para Kagome están presentes. Ella mira todo confundida y me arrodillo frente a ella. Al bajar la vista jadea y abre los ojos.

—Kagome Higurashi—comienzo y le sonrío—me encantaste en el momento en que te vi, pero me enamoré cuando te conocí realmente. Eres la mujer que amo, eres todo para mi Kagome. Ya no hay venganza de por medio en nuestro camino. Tampoco tienes que buscar mi perdón porque yo te perdoné, quiero decirte tantas cosas que en este momento no encuentro simplemente palabras para describir lo que pasa por mi cabeza y corazón—ella llora sonriendo—un día nos casamos, pero había mentiras y personas en el pasado que buscaban destruirnos. Ahora todo es claridad, ya no hay personas que buscan destruir el amor que nos tenemos. Ya no debemos preocuparnos por terceros. Es hora de preocuparnos solo por nosotros y por esto que sentimos. Es hora de amar con todo, sin barreras, sin restricciones, sin miedo ni tapujos—abro la cajita mostrando un anillo hermoso—es hora de aprender el uno del otro y hacer que seamos felices, ya sufrimos bastante. Ya hubo mucha tormenta. Es hora de que el sol nos ilumine, es hora de ser felices realmente, es hora de decir: ¿Te quieres casar conmigo Kagome?—ella se arrodilla junto a mi llorando y me abraza. Asiente sin pronunciar palabras por el llanto.

Los aplausos no se hacen esperar, todo se inmunda de gritos, pero esta vez no son gritos de dolor, son gritos de victoria. Porque al final vencimos a lo malo.

—Acepto. Te amo—dice besando mis labios y yo sonrío.

—Yo te amo a ti—digo levantándome y mostrándole la casa que ella simplemente ya ama por el simple hecho de lo que hice hace un momento. Espero que ya nadie opaque todo esto. Creo que al final los cuentos si pueden tener un final feliz.

Fin

Por tu perdón InuyashaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu