20. Eres mia

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Kagome

Camino despacio, no quiero llegar, pero todo ya está planeado. Suspiro pesadamente, un malestar se aloja en mi estómago, no quiero entrar todavía. Miro a mi alrededor, las personas están tan ocupadas que no se dan cuenta de mi mini-ataque de alteración.

—Si no quieres no lo hagas—la voz de Sango inunda mis oídos.

—Sabes que lo tengo que hacer—susurro bajo, tampoco quiero que me cataloguen de loca.

—Solo retrocede en la misión Kagome—suspiro y armándome de valor entro al restaurante donde Miki me citó.

Hace ya varias semanas que Inuyasha y yo solo nos tratamos de usted, es doloroso, pero fue su decisión. Kikyo cada vez está más empalagosa y la próxima semana es su boda, maldita sea, estoy muriendo, pero primero sé que debo llevarme conmigo a Miki y a Naraku. Todo en mi vida se ha complicado tanto, solo quiero desaparecer.

Desde la distancia veo a Miki, su cabello cobrizo es inconfundible, él está mirando todo tan relajado; maldito. Sus ojos turquesa se posan en mi persona cuando me ve acercarme, una sonrisa juguetona se dibuja en su perfecto rostro mientras que sus manos viajan a descansar sobre la mesa.

—Estas preciosa Kagome—esas son las primeras palabras que salen de sus asquerosos labios.

¿Quién iría a pensar que como amé a este hombre así lo odio? Traigo un vestido celeste que me llega más arriba de las rodillas con un gran escote en forma de V. Unos zapatos de tacón blancos y mi cabello en una trenza de lado. Todo me queda estupendo.

—Aún no sé porque acepté venir a verte—murmuro mientras me siento frente a él.

—Quizás la llama del amor quiera ser prendida—dice en tono seductor que años atrás me hubiese puesto a volar, pero ahora solo causa asco y repulsión.

—¿Qué quieres conmigo?—desde aquella mañana que me vio ha estado fastidiándome para que salga con él. No sé cómo diablos consiguió mi número, pero yo también puedo jugar a la víctima, no sería la primera vez.

—Primero, ¿por qué no pedimos algo de comer? Segundo: relájate preciosa—suelto una tonta sonrisa y la del se ensancha.

—Te dejo que pidas—llama a un chico y mientras él ordena por mi yo simplemente me distraigo mirando todo.

—Listo—mi atención vuelve a él—no sabes cómo te he extrañado Kagome—lo miro en silencio.

—Si tanto me extrañaste, ¿por qué me abandonaste?—pregunto tristemente, mis ojos chocolates miran su turquesa. ¿Cómo no me di cuenta antes que él jugaba conmigo?

—No te abandoné—asegura negando, una lágrima se desliza por sus ojos—me amenazaron para que te deje—dice tristemente, su actuación en un tiempo atrás había provocado que le crea, pero yo también ya he jugado esta carta—Kagome, yo lo siento tanto—niega nuevamente—solo pensé que de esa manera te protegería, que te salvaría... Luego descubro que tú... estabas muerta y tu familia también. ¿Cómo pudiste escapar de la muerte?—suspiro, tantas mentiras, ya no le creo nada, puede jurarme la verdad por su madre y aun así no le creería—tú eras y eres mi todo Kagome—pongo los ojos en blanco y luego disfrazo lágrimas, dejo que estas falsas viajen fuera de mis ojos mientras sollozos se escapan de mis labios.

—¿Dices la verdad?—pregunto mientras lo miro esperanzado.

—Nunca te mentiría, eres la mujer de mi vida Kagome. Quiero que me des una última oportunidad, déjame reparar el daño que te hice, por favor, deja que te haga nuevamente feliz—un dolor en el pecho se acumula, ¿cómo el habla tan falsamente?

—¿No me harás daño?—pregunto fingiendo tener miedo.

—Jamás lo haría—asegura sonriente.

—Está bien... te perdono, quiero que me hagas feliz—sonrío y él lo hace.

Él cree que ya me tiene, pero lo que no sabe es que sabe actuar, gracias a mí.

—¿Cómo has estado estos años?—pregunta con una sonrisa.

—En prisión—contesto tranquila.

—¿En prisión por qué?—pregunta el sorprendido.

—Kagome, dile una mentira—la voz de Miroku se escucha en mi oreja.

—Hice que la empresa donde trabajo y soy socia se vaya a la quiebra por robo—sonrío inocente.

—Haz cambiado—no sabes cuánto idiota.

—Si—susurro bajito.

—Y tú, ¿qué ha sido de tu vida sin mi?—pregunto interesada.

—Nunca pude estar con otra mujer, te aparecías en mi mente todo el tiempo, no sabía qué hacer para ser feliz, todo para mí era tan confuso y entonces verte esa mañana hizo que mis sentimientos volvieran de manera intensa hacía ti. Te amo Kagome Higurashi, eres todo para mí—sonríe—mi todo y eres mía—yo era tan inocente que creía cada una de sus palabras, pero ahora solo veo la falsedad en cada una de ellas.

—Miki, me tengo que ir, ya sabes, tengo que trabajar—susurro con una sonrisa.

—Solo dame unos minutos más a tu lado dulce Kagome—sonrío como tonta recordando todas las veces que me dijo esa cursilería y yo bien pendeja le creí.

—Miki... Te quiero mucho—murmuro como enamorada.

Cuando veo su cara ya no siento aquellas lindas mariposas que se alojaban en mi estómago. Verlo solo provoca que quiera matarlo como lo quiero con Naraku, ya su boca no se ve apetecible como antes que me envolvía para que sea besada una y otra vez. Ya sus ojos no causan nervios, sus palabras no me llevan a volar. Todo ha cambiado, pero la única que sabe ese detalle soy yo, él cree que sigo siendo la pequeña ingenua que enamoró, usó y luego dejó a la suerte.

—Kagome, ¿sigue en pie lo de formar una numerosa familia?—cierro los ojos, los recuerdos de la última conversación con Inuyasha llegan a mi mente. Como extraño los besos, abrazos y caricias de ese hombre.

—Miki... Recién estamos empezando, ya sabes, quiero llevarlo todo con calma, no quiero apresurar los hechos—él me muestra una blanca dentadura.

—Tranquila hermosa, ya sabes que soy muy paciente—puedo oler el doble sentido de sus palabras.

—Gracias—le doy una genuina sonrisa.

—Estoy aquí para ti hermosa, recuerda que ya no estás sola—me levanto y él lo hace también, me acerco y lo abrazo, trato de no estar tensa para que no sospeche, pero su cercanía solo provoca eso.

—Te quiero de verdad—él acerca sus labios a los míos y lo besa con lentitud, saboreando. No se compara a los besos roba aliento de Inuyasha.

—Kagome—me doy vuelta y lo veo allí, mirándome fijamente y muy dolido. Él no puede sufrir ya que él fue que eligió esto.

—Inuyasha—susurro.

Por tu perdón InuyashaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin