Capítulo 11

75.5K 10.5K 12.2K
                                    

Capítulo dedicado a LaurenBoyce19.


-------

No digo a Oliver hacia dónde caminar; él, primero, parecer estar indagando qué lugar es este. No parece tener prisa. De pie en el vestíbulo mira las escaleras, la puerta que conduce a la cocina, un reloj viejo en la pared y por último llama su atención una fotografía de mi abuela cuando esta aún era joven. El marco que la resguarda está sobre un mueble de la sala, por lo que avanza hacia allá para verla de cerca. Su expresión es seria, esquiva, insondable; y de esa manera repara en esa fotografía y las que están cerca.

Yo... lo sigo y observo en silencio..., o al menos eso hago hasta que el reloj avanza sin que ninguno diga algo.

—Dicen que me parezco a ella —murmuro cuando vuelve a dirigir su atención al primer retrato—. También a mi madre... Nuestros rasgos son generacionales... al parecer.

Y aunque no me mira sonrío como si lo hiciera.

No me mira o habla desde que llegó y, siendo sincera, no sé si está evitando hacerlo. Su actitud áspera no me dice nada. O puede que debido a mi ansiedad y miedo solo esté asumiendo cosas. Sea lo que sea, ahora que lo puedo ver de cerca también advierto que luce un poco cansado. Tener tantas obligaciones debe ser agotador.

—¿Aquí... has vivido todo este tiempo? —pregunta, finalmente. Aunque todavía no está mirándome.

Meto mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón e, intentando no mirarle directamente para no perder sensatez, trato de responder mientras observo mi pie derecho y hago girar la punta de este contra el baldosado. No puedo evitar sentirme tímida.

—No. Viví en Deya hasta hace muy poco.

—¿Deya? —Su voz se torna un poco más grave.

—Sí. Los últimos siete años viví allá.

Lo miro otra vez. Ya no parece interesado en los retratos, ahora... solo parece estar pensando. ¿En qué?

—Siéntate si quieres... —digo, rodeándolo un poco; sin embargo, además de que insiste en no mirarme directamente, continúa de pie sin mostrar interés en algún asiento.

Hay un par de sofás aquí, solo digo. 

Aunque puede que no piense quedarse mucho tiempo.

—Estudié danza en la universidad —añado y, cuando menos, esta vez sí se gira hacia mí.

Sus ojos me recorren despacio antes de posarse en lo míos, cosa que me arrepiento de desear que hiciera porque ahora me siento más vulnerable, más pequeña.

Ya no es un niño, ya no refleja inseguridad, los pequeños surcos alrededor de sus ojos me indican que pasó por mucho durante los últimos siete años; y que, quizá, por ese motivo, puede que ya no lo conozca tanto. O al menos no como creo.

Parece analizarme. Luego frunce sus labios como si quisiera decir algo más y al mismo tiempo se cuestionara si debiera. Tampoco sabe qué hacer con sus manos o cabeza, que sacude un poco demostrando que mantiene algún tipo de lucha interior. Esa es la primera fisura que me permite ver de él.

—Lo que quieras decirme hazlo —lo animo a pesar de que, tema, sea algo que no quiero escuchar. No obstante, él se toma su tiempo para responder mientras todavía me estudia. 

—¿Tú no quieres decir nada? —cuestiona un poco a la defensiva.

Asiento tratando de no mantener mi cabeza gacha. —Mucho, pero...

La buena reputación de Oliver Odom ©Where stories live. Discover now