Capítulo 19

70.2K 9K 4.5K
                                    


Pasé por el tamiz de todos los dolores. Y estoy purificada. ¡Clamo por vida nueva!¡Una vida que sea como un ritmo de seda! ¡Dulzura y más dulzura! La quietud de una tarde.

Deliciosa y de sol, la casita con hiedras y un pedazo de cielo que el alma se enreda.

Ningún anhelo más que un anhelo infantil, tener las golondrinas de una quietud eterna¡y sentirme tan buena...¡tan hondamente buena!...

No leer nada, nada, más que en el libro pródigo, infinito y precioso de la naturaleza¡y sorber sus verdades con la esperanza abierta!...


—Ese poema es de Alfonsina Storni, Julia —susurro al maniquí—, mi vieja amiga Alfonsina.

Pasé de contar vagamente mis penas a Julia a recitárselas en poemas, que es lo mismo pero más idílico.

¿Qué tan desesperada debe estar por amor o atención como para meterse con un hombre que tiene pareja? —Lee tía Su aprovechando que las cuatro estamos solas— y arrebatárselo a Karin que ha entregado su vida a Oliver y es tan buena persona. 

A lo lejos escucho la risa de mamá.

—No seas desvergonzada, Andrea —Me acusa.

—Perdón —contesto yo sin dejar de poner atención a Julia. La retiré un rato del escaparate para cambiarle de vestido. 

Desde hace dos días clientes han traído ramos de novia, ya suman nueve hoy. Su historia sigue de boca en boca. En eso nos parecemos. 

—Ahora escucha este —dice tía Su leyendo con ahínco más comentarios en Twitter—: Esa tipa no podrán salir en público nunca más.

—Ups, ya salí —contesto, sacando alfileres del vestido. Atenta, Andrea. Si pongo más atención a tía Su que a esto picaré mis dedos. 

—¿Sin los Ray-Ban? —pregunta mamá.

—Hasta anudé mi cabello en una coleta para que se vea más mi cara —digo, acomodándolo con mis dedos.

—Y me gusta el escote que estás utilizando —halaga mi abuela viendo con orgullo mi pecho. Es un buen pecho

—¿Verdad que sí? —Lo miro—. Vi esta blusa en el almacén de junto y la quise en seguida.

—Ni tantita vergüenza, Andrea —critica tía Su.

—Así somos las zorras.

—Y si Oliver vuelve a venir... —dice mi abuela.

—Ni siquiera me ha escrito así que calma —le detengo. Mamá ya estaba buscando dónde conseguir una escopeta de caza.

No tengo idea de cómo esté tomando Oliver ser comidilla en redes sociales. Para él es algo nuevo.

—Te busca a ti y sigue con ella —protesta mamá.

—Dijo que no la puede terminar —suspiro todavía entretenida con los alfileres—, no por el momento.

—Ese cuento es más viejo que mis nalgas —critica mi abuela.

—Karin sabe de mí —digo a todas—. Mamá, la escuchaste cuando no me creyó que Oliver y yo solo fuimos amigos. Sabe todo... Hay.... Hay algo más —No llego a ningún lado pensando en eso—. Algo que él no me ha dicho... No me quiere decir —recuerdo—. Cada que le pregunto por qué le pidió matrimonio si es evidente que le hastía, me cambia de tema. Ahora, ¿quién en su sano juicio le pide matrimonio a alguien que no quiere? 

La buena reputación de Oliver Odom ©حيث تعيش القصص. اكتشف الآن