7

2.8K 150 0
                                    

Todo sea por Kensy.
Estoy enamorada de Dylan pero tengo que vengar a mi mejor amiga.

--Dylan, yo no puedo responderte eso ahora -una risa seca sale de su garganta.

--¿No puedes? ¿o no quieres romperme el corazón diciéndome que tienes interés en el idiota de Roggers? -sus manos se aferran al cierre de su sudadera tan fuerte que temo que se haga daño. 

--¡No tengo interés en él! -grito molesta, Dylan fija sus verdes ojos en mi cara y me da una sonrisa triste.

--Tú nunca has sido una chica que se anda con jueguitos, si no te interesará Sergio ni siquiera lo mirarias. Sé honesta y dime de una puta vez que tienes con él. 

--Ya te dije que nada, pero si no me quieres creer es tu maldito problema... -mi corazón está acelerado y siento que en cualquier momento voy a estallar y contarle toda la verdad.

--Bien, pero cuando te rompa el corazón ese idiota no vengas a mí, quizá ya sea demasiado tarde. -me mirá fijamente por cortos segundos y se va sin decirme nada más.

Siento mi teléfono sonar, respondo sin prestar atención al nombre que aparece en la pantalla.

--¿Hola? -una risita se escucha al otro lado de la línea.

--Hola preciosa, tengo ganas de verte. -Sergio suena como todo un enamorado, causándome risa.

--En mi casa a las 7:30 -le digo en tono coqueto

--Te veo ahí Nicole -siento un escalofrío recorrer mi cuerpo cuando pronuncia mi nombre, sin esperar que vuelva hablar me cuelga.

Llego a casa antes de la hora establecida para poder tomar un corto baño.

Una parte de mí se siente sucia al pensar en que podría pasar cuando vea a Sergio, acepto que es atractivo el muy maldito, pero no creo ser capaz de poder acostarme con él, estuvo con mi mejor amiga.

Y los chicos que tuvieron algo que ver con una amiga, son como prohibidos para mí.

Kensy no sabe lo que planeo, su corazón de pollo y consiencia moral harían todo para convencerme de cancelar mi plan.

Salgo de la ducha preparándome mentalmente para el infierno que se viene. Me pongo algo cómodo y no tan escotado.

Sergio cree que soy una zorra, así que mi intención es dejarle ciertas cosas a la imaginación, pero tentando un poco.

El timbre suena, me tomó mi tiempo mientras bajo las escaleras hacia la puerta. 

Al abrir siento un aroma varonil inundar mi nariz, tengo que admitir que me encanta como huele.

--Me he bañado solo para ti -una sonrisa torcida adorna su rostro, me río con ganas.

--Entonces debo de gustarte mucho, me siento honrada de saber que te duchaste solo por mi. -me sonríe en respuesta, no sé cuánto tiempo pasó hasta que escucho el ruido de la puerta al cerrarse con fuerza.

--Tú tienes tu propio encanto Nicole, y yo me estoy volviendo loco -me mirá con tanto deseo que siento mis piernas temblar.

--Yo... -por alguna razón no sé qué decir, ¿Se supone que lo que dijo es bueno o malo?

Pero mis pensamientos desaparecen en cuanto sus manos rodean firmemente mi cintura, y sus suaves labios se mueven sobre los míos.
Mis labios parecen querer ese beso, se mueven en sincronía con los de él, una agradable sensación recorremos cuerpo, y me separo de golpe quedando perpleja.

--¿Qué pasa linda? ¿Beso demasiado bien para ti? -sus arrogante sonrisa, y sus labios rojas sólo hacen que me den ganas de golpearlo muy fuerte en su masculino y atractivo rostro.

--En realidad pasa que hoy no tengo tantas ganas de besarte -me encojo de hombros fingiendo indiferencia, Sergio borra su sonrisa para mirarme confundido. 

--Eres la chica más complicada que he conocido -pasa sus manos por su rostro, frustrado.

--Tal vez si fueras un poco más guapo, me moriría por besarte -le guiño un ojo, la incredulidad clara en su cara.

--Yo soy lo suficientemente guapo, que tú no aprecies lo bueno es diferente -me sonríe burlón, suelto un suspiro exagerado.

--Tal vez no seas mi tipo -Sergio abre su boca indignado y luego aprieta sus labios en una fina línea.

--Tu tipo son los chicos buenos ¿No? Aquellos que son tan inocentes que aburren. Pero si piensas que Dylan es mejor que yo o más atractivo, necesitas un nuevo cerebro y una operación de ojos.

--¡Eres tan malditamente engreído! -grito molesta.

--¡Tú eres jodidamente complicada! Jamás estás contenta. A veces creo que te gustó y que quieres pasar un buen rato conmigo, actúas coqueta y luego pareciera que te doy asco, me rechazas.

--Las chicas somos complicadas por naturaleza

--Yo no tengo que estarte aguantando eso, yo no te quiero para ser novios o casarnos, solo quería una noche. Una "buena" noche. --las manera en que sus palabras suenan, por alguna razón me... ¿Duelen?

--¿Así que solo quieres acostarte conmigo? -cuestiono indignada, Sergio rie sarcástico.

--Pues si, tú nunca serás mi tipo para relaciones serias... -sus malditas palabras queman.

--¡Largo! -grito furiosa, Sergio me mira y sus facciones se suavizan, entonces me doy cuenta que estoy llorando.

¿Por qué mierda lloro?

Sergio sale de mi casa sin decir nada.

Mi día termino del asco, no entendía porque las palabras de Sergio me habían herido, no es que yo lo quisiera o algo así.

Pero iba a ser muy difícil romperle el corazón...

La puerta de casa se abre, yo esperaba ver a Jaden entrar por ella, abrazarme y que me escuchará. Fue todo lo contrario.

--¿Quien era el que salió? -mi madre con su perfecto cabello rubio peinado en una cola alta, sus tacones discretos y su formal ropa, me miraba molesta.

--Si, hola mamá -salude sarcástica, mi madre arrugó ligeramente su ceño.

--Te hice una pregunta y estoy esperando la respuesta -mi padre entra por la puerta con muchas maletas en sus brazos y manos. 

--Hola Nikky -me saluda sonriente, pero al ver a mi madre molesta, su sonrisa se borra.

--Eres un compañero -respondo de mala gana.

--No pagó tanto por tu educación como para que tengas a chicos "como ese" de compañeros de clase. ¿Sabes si el chico tiene malas mañas?

--No sé, pero él no abandona a su familia como tú hiciste con tus hijos, no vengas a juzgarlo.

En realidad ni siquiera sabía nada de su famia, solo sabía que estaba muy enojada con mi madre. Y ella conmigo, lo sé porque su mano estampó en mi mejilla en una cachetada.

¡Golpe bajo, preciosa! (En Edición) Where stories live. Discover now